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Educar a tus hijos en la cultura del ahorro

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Educar a tus hijos en la cultura del ahorro

Siempre es un buen momento para plantear a los niños nuevos retos y aventuras que les ayuden a madurar y adentrarse en nuevas materias.

Siempre es un buen momento para plantear a los niños nuevos retos y aventuras que les ayuden a madurar y adentrarse en nuevas materias.

De hecho, la vida está llena situaciones que podemos aprovechar como padres para educar a nuestros hijos. Y algo que será de gran utilidad en sus vidas el día de mañana, es aprender la cultura del ahorro. No importa que ahora sean pequeños. Cada día es una oportunidad valiosa para ayudar a nuestros hijos a construir su futuro. Y las finanzas les acompañarán toda su vida.

Por eso, de la misma manera que podemos proponerles un objetivo académico (como sacar buenas notas en alguna asignatura que no les guste), o una meta deportiva (por ejemplo, subir de cinturón en judo), también es posible empezar una conversación sobre finanzas, adaptada a su nivel. ¿Quieres hacer del día a día un aprendizaje de vida? ¡Vamos allá!

 

¿Cómo empezamos?

Podemos hacerlo de mil maneras. Y lo ideal es que cada uno encuentre la que mejor se adapta a su forma de pensar y a las necesidades familiares. No obstante, queremos compartir contigo algunos consejos para educar a tus hijos en la cultura del ahorro que nacen de nuestra experiencia en el terreno financiero. Puedes combinarlos, transformarlos. Siéntete libre de poner en práctica aquellos con los que os sintáis más cómodos en casa.

 

1. Explícales qué es el dinero y para qué sirve

Es bueno ir introduciendo a tus pequeños en el mundo económico desde una perspectiva lúdica y práctica. Cuéntales cómo funciona el dinero:

  1. Cómo entra en casa: trabajamos para poder vivir todo lo que deseamos. Y también para darles lo mejor a nuestros hijos. Es bonito que lo sepan, ¿no crees?
  2. En qué se gasta: pagamos lo que necesitamos, como la casa, la escuela, la comida, la luz, el agua…Y también parte de las cosas que disfrutamos y tanto nos gusta hacer en familia, como actividades, experiencias… Esto nos ayuda a establecer prioridades, y que tus hijos vean cómo las establecéis vosotros es una buena forma de predicar con el ejemplo.
  3. Para qué se guarda: para imprevistos, para irnos de vacaciones, para invertir en su futuro el día de mañana… Cómo ahorras tú para tus hijos también es un ejemplo útil. Y para ayudarles a comprender la importancia del ahorro, puedes regalarles una hucha. Ten en cuenta que tus hijos aprenderán el valor del dinero si les enseñas a manejar el suyo.

Como vemos, no hace falta esperar una ocasión especial para hablar con tus hijos sobre el dinero y el ahorro. En el día a día tenemos muchas oportunidades para aprender juntos: hacer la compra, planear las actividades extra del fin de semana, valorar si haremos alguna comida fuera de casa… Y por supuesto, ¡no te olvides de recordarles que hay cosas que no tienen precio!

2. Abre una cuenta bancaria a su nombre

Probablemente, tus padres o tus abuelos lo hicieron contigo. Y ahora es tu turno: el flujo de la abundancia continúa. Disponer de una cuenta personal es una buena forma de iniciar a tus hijos en el concepto de ahorrar. Todo lo que les ayude a gestionar su propio dinero despertará en ellos en sentido de la responsabilidad.

 

No te preocupes por el dinero. La cuenta se puede abrir con 20 euros que aporte su abuelo, su tía o vosotros mismos. En este caso, no importa tanto el dinero que acumulen sino el aprendizaje que realmente conlleva.

Tener una cuenta a su nombre también repercute positivamente en su autoestima. Les ayudamos a reforzar el sentimiento de hacerse mayores y ser importantes. En muchos casos esto ayuda a que quieran saber un poco más sobre cómo funciona. Y además de ser una forma asequible de empezar a avanzar en su educación financiera, según destacan diversos estudios:

Enseña a ahorrar a tus hijos

“Los niños que tienen cuentas bancarias a su nombre desarrollan mejor la cultura del ahorro al hacerse mayores”

 

3. Establece con él/ella un objetivo financiero

Todo comienza con unos céntimos de propina que guardan en la hucha de su cuarto. Después vienen los 10 euros que les da la abuela cada domingo. De pronto un día llega tu hijo y te pide una paga mensual. Y aún no te habrás dado cuenta y ya estará ganándose su propio dinero trabajando. Por eso, lo ideal es acompañarles durante todo el proceso, especialmente al principio.

Puedes ayudar a tus pequeños a gestionar el dinero que reciben de vuestra parte o de sus familiares con objetivos a corto plazo. Por ejemplo, puedes proponerle gastar una parte en las chuches que le apetecen a la salida del cole y guardar otra para poder gastarla a fin de mes. O quizá incluso para ahorrarla.

La idea es establecer objetivos alcanzables con los que se sientan a gusto. Como vemos, los estudios demuestran que los niños y niñas, igual que los adultos:

“Ahorramos más y mejor si establecemos un objetivo que realmente nos guste”

 

4. Convierte las finanzas en un juego

 La intención es plantear situaciones para que nuestros hijos reflexionen por sí mismos acerca del uso que harían de sus recursos. Como propuesta, podemos preguntarle qué haría si tuviera una pequeña cantidad de dinero a su disposición. Por ejemplo:

 

Si tuvieras 10 euros, ¿qué harías? ¿Te lo gastarías todo? ¿Qué te gustaría comprarte? ¿Te guardarás una parte para otro momento en que puedas necesitarlo? Después podemos aumentar las cantidades y plantearle distintos modos de gestionarlas.

 

Se trata de que el niño/a explore sus opciones y establezca prioridades. Así les  ayudamos a valorar distintas alternativas acordes a sus necesidades y/o objetivos. Si quiere un patinete, ¿cuánto necesita ahorrar para conseguirlo?

Estas formas de juego, además de ser divertidas, estimulan su imaginación. Y también contribuyen a que los pequeños de la casa entiendan lo que cuestan las cosas. Más adelante, podemos incluso incorporar otro tipo de juegos sobre finanzas, como el Monopoly.

Todas las dinámicas de juego que refuercen su capacidad de negociación y gestión económica son un buen entrenamiento. Mientras pasamos un buen rato en familia, ¿por qué no jugamos a ser empresarios? ¡Impúlsales a pensar en grande!

 

Educar a mis hijos en el ahorro

5. Comparte estas iniciativas con la familia

Los abuelos son muy buenos compañeros en esta clase de juegos. Porque les permite participar de forma activa en la educación de sus nietos, a la vez que comparten buenos ratos juntos. El día de mañana tus hijos/as recordarán estos momentos. Y si tu familia está contigo en fomentar la cultura del ahorro, ¡todos serán grandes aliados!

Ya venga de ti o de algún familiar, el hecho de proporcionar a los niños una pequeña paga mensual o semanal es de gran ayuda. Esto permite que valoren esa asignación como una recompensa por haberse portado bien en casa, haber hecho sus tareas, etc. Y lo más importante: empezarán a desarrollar el sentido de administrar su propio dinero.

El objetivo es ayudar a los pequeños a alcanzar su sueño de comprarse algo que les motive (como por ejemplo una bici o un video juego) mediante el ahorro. Si además  hacemos partícipes a la familia y amigos en esta “lección” de educación financiera, podremos evitar regalos o caprichos poco necesarios.

Y no nos confundamos. El objetivo no es comprar más:

El objetivo es que el niño comprenda el valor de las cosas y descubra los beneficios del ahorro.

 

¿Y a que no sabes qué?

Como siempre, los niños nos sorprenden. Lo mejor de todo es que, muchas veces, los pequeños que ahorran con un objetivo deciden después no gastarlo.

Nuestros hijos e hijas siempre encontrarán un objetivo mayor. Y el mero hecho de ver el dinero crecer ya es lo bastante emocionante. Cuando llegue ese momento, ¡sabrás que lo has hecho bien!  Y lo más importante:

Habrás sembrado en ellos la semilla del ahorro, del valor de las cosas y de la cultura financiera.

Cuanto antes empieces a hablar sobre finanzas en casa, antes comenzarán a interesarse tus hijos/as. Como padres, la tranquilidad que nos brinda saber que hemos hecho nuestra parte criando a jóvenes maduros y responsables… ¡eso sí que no tiene precio!  Y cuando a ellos/as les llegue su momento, estarán preparados para gestionar su dinero y podrán poner en práctica todo lo que aprendisteis juntos.

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