Tener ciertas nociones sobre economía no solo nos permite entender mejor la terminología que utilizan diarios, medios y expertos del sector. También nos ayuda a comprender cómo funciona nuestro mundo, así como los retos, desafíos y oportunidades del presente y del futuro.
Por eso, hoy dedicaremos este espacio a hacer la economía fácil para todos. Vamos a aclarar algunos conceptos del panorama económico que seguro te suenan.
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Tipos de interés oficiales
El banco central de cada país decide el precio del dinero, es decir, determina el coste del dinero en términos generales. Este valor que se le asigna se aplicará a cualquiera que compre o venda dinero en el territorio. En nuestro caso, esto lo establece la Unión Europea, en Estados Unidos lo hace la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra en Reino Unido.
Así pues, el Banco Central Europeo (BCE) establece el tipo de interés. Los intereses que cobran los bancos o entidades financieras por prestarse dinero dependerán del precio que se le asigna al dinero. De este mercado interbancario sale el Euríbor, es decir, el precio al que los bancos se lo prestan entre sí y que, además, es la referencia para los préstamos hipotecarios. Como los bancos emplean distintos tipos de interés, el euríbor irá cambiando.
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Tasa de desempleo
Las instituciones públicas conocen la cifra exacta de desempleados de un país. Sin embargo, para realizar estudios es más útil emplear la tasa de desempleo, también conocida comúnmente como tasa de paro. Sirve para medir el nivel de desocupación en relación con la población activa.
En otras palabras, es esa parte de la población que, teniendo la edad, condiciones y disposición para trabajar, no tiene un puesto de trabajo. En España, el organismo que se ocupa de calcular y publicar los datos relativos a la tasa de desempleo es el Instituto Nacional de Estadística (INE)
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El PIB
Son las siglas de Producto Interior Bruto (PIB). Se trata de un indicador económico que refleja el valor monetario de los bienes y servicios producidos por un país durante un período de tiempo, generalmente un año. Para los economistas, el PIB es la velocidad a la que crece un país, por lo que se interpreta como la medida de su crecimiento económico.
Por ello, suele utilizarse también como medida de comparación entre distintos países para valorar su desarrollo económico. Sin embargo, una de las críticas al PIB es que no tiene en cuenta la distribución de la riqueza dentro del país ni tampoco la diferencia entre países. Para esto se utilizan otro tipo de indicadores.
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El deflactor del PIB
Es un índice que valora la variación de los precios de una economía durante un tiempo determinado, y se calcula utilizando el PIB. Así se puede saber qué parte del crecimiento económico – es decir, del PIB– se debe a la inflación, también conocida como la subida de precios.
Al producirse este ajuste, se obtiene un PIB más ajustado a la realidad y esto permite corregir las estimaciones y no sobrevalorar el crecimiento. Además, se calcula con la intención de poder suavizar el incremento de los precios y llevar cierto control de la inflación.
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Inflación e Índice de Precios del Consumo (IPC)
Cuando hay un aumento generalizado de los precios de los bienes y servicios de un país y se prolonga durante un periodo de tiempo, se produce la inflación. Este concepto hace referencia a la disminución del poder adquisitivo de la moneda de un país. Es decir, al subir los precios se pueden adquirir menos bienes y servicios con la misma moneda, por tanto, se produce una pérdida del valor real de la moneda como unidad de medida de la economía.
Para medir la inflación se emplean índices que reflejan el crecimiento de los precios con respecto a lo que costaría una “cesta de bienes” ponderada. Aquí entra en juego el Índice de Precios del Consumo o IPC. Este índice refleja la variación del coste de la cesta de la compra de una familia representativa durante un periodo de tiempo determinado, como un mes, un año, etc. Así podemos medir la inflación, clasificarla según su magnitud y detectar las distintas causas por las que se ha podido producir.
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Inflación subyacente
En referencia al punto anterior, la inflación subyacente se calcula sobre la cesta de la compra con la que se calcula la inflación (IPC), extrayendo ahora los componentes más volátiles de esta cesta (gasolina, gas, electricidad), y los alimentos no elaborados (frutas, verduras).
En este caso, se toma como referencia un periodo de tiempo reducido, lo cual nos permite hacer una valoración más precisa que la inflación convencional o general. Normalmente, la inflación subyacente suele tener un comportamiento más moderado que la inflación general al excluirse de la cesta los grupos anteriores.
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Deflación
Cuando ocurre el fenómeno contrario a la inflación, hablamos de deflación. Esta se produce al darse una caída generalizada de los precios de bienes y servicios durante un periodo de tiempo prolongado, al menos durante 6 meses.
Suele producirse cuando se da una bajada de la demanda, lo cual suele afectar a la economía en términos generales. Esto, también puede ocurrir cuando hay un exceso de oferta. No obstante, en ambos casos la deflación indica que en una economía la oferta de bienes y servicios es superior a la demanda del país.
Entonces, necesariamente han de reducirse los precios para poder generar ventas y así se da la caída de precios, entrando en una fase de deflación.
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Estanflación
La estanflación es la combinación de la inflación y el decrecimiento económico. Es decir, cuando en una economía se produce un estancamiento económico, también llamado como periodo de no crecimiento, y al mismo tiempo se da una subida de precios, entonces se habla de estanflación.
Se trata de un fenómeno grave para la economía de un país, pues lo que ocurre es que además de encontrarse en un momento de recesión económica (o decrecimiento), al mismo tiempo se encarece el coste de la vida en el país. Estos periodos de estanflación se caracterizan por la depresión económica, el elevado índice de paro y las tasas de crecimiento negativo.
Cabe recordar que la economía se trata de una ciencia social que estudia las formas de administrar los recursos disponibles con el objetivo de satisfacer las necesidades humanas. Por ello, también se centra en el comportamiento de la sociedad, cómo interactuamos ante determinados sucesos y el efecto que estos producen en nuestro entorno.
Saber de economía nunca está de más para comprender mejor el mundo en el que vivimos. Esperamos que estos conceptos te hayan servido para familiarizarte mejor con la disciplina. ¡Sapere aude!
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