El kakebo nació en Japón en 1904 y desde entonces ha ayudado a millones de familias a alcanzar sus metas financieras y controlar sus ingresos. Se trata de una metodología muy simple de entender y llevar a cabo, pero totalmente enfocada en mejorar el control de los gastos y gestionarlos con mayor libertad.
Qué es y cómo funciona el método kakebo
El método Kakebo es un sencillo sistema de ahorro y, además, fue uno de los primeros de los que se tiene constancia. Fue inventado en 1904 por Hani Motoko, escritora y una de las primeras periodistas femeninas que hubo en Japón. Su objetivo inicial era el de proveer a las amas de casa de una forma fácil de gestionar las finanzas del hogar. Su eficacia hizo que, poco a poco, fuera extendiéndose por el largo y ancho de la sociedad hasta convertirse en uno de los métodos de ahorro más efectivos que existen.
El funcionamiento del kakebo, explicado en detalle
Para poner en práctica el kakebo solo se necesita una libreta, un boli o lápiz y la voluntad de empezar a mejorar nuestro control financiero. Nada más. El objetivo aquí es convertir el papel en un registro completo y detallado de los ingresos y gastos que tenemos, ya sea a nivel personal u hogar.
Para lograrlo se deben anotar absolutamente TODOS los movimientos de dinero que hagamos, lo que incluye la entrada del sueldo u otros ingresos pasivos que podamos tener, así como cualquier gasto que realicemos por pequeño que parezca. La idea es poder tener una visión general de nuestras finanzas, así como detectar posibles patrones de gasto y fijar metas de ahorro.
Aunque millones de personas siguen este método a rajatabla, para ser justos debemos comentar que el kakebo se ha ido adaptando a lo largo de los años. Hoy, por ejemplo, mucha gente sustituye la libreta por documentos de Excel o Google Sheets. De hecho, es fácil encontrar por internet plantillas preparadas para simplemente introducir nuestros datos. Del mismo modo, también han salido libretas personalizadas o, como se llaman oficialmente, libros kakebo. Ambas opciones son igual de útiles que el soporte original siempre y cuando el control que se realice sea detallado. Sin embargo, si hemos de decantarnos por una, optamos por los medios digitales, ya que conlleva diversas ventajas extra como puede ser la posibilidad de registrar o controlar gastos desde cualquier lugar o ayuda en los sumatorios y restas, los cuales se pueden hacer de forma automática y olvidar así el posible error humano.
Empezando a rellenar la libreta de gastos
En la libreta se anotan todos los ingresos y gastos diarios, semanales, mensuales y anuales. En paralelo, también se fijan metas de ahorro que quieras alcanzar. Pueden ser grandes o pequeñas, lo que sientas que te resulta más fácil. Y lo puedes dividir en días, semanas o incluso en trimestres para hacer los cálculos según prefieras. Eso sí, para que el método funcione es esencial anotar todos los gastos por pequeños que sean, como pueden ser los gastos hormiga o fantasma.
Si vas a optar por llevar el registro a mano, puede ser de ayuda adoptar la costumbre de guardar todos los tickets de compra. Al final del día, vas anotando todos los gastos para tener constancia de lo que gastas realmente. Y así con todo. Si sales a comer, a tomar algo con tus amigos o te das un capricho…
“El kakebo ayuda a tener un mayor control sobre a qué dedicamos nuestro dinero”
¿Cuál es el objetivo final? Tener un mayor control sobre a qué dedicamos nuestros ingresos y, sobre todo, que esto nos permita empezar a ahorrar de una forma regular y efectiva.
Para ayudarnos en nuestro objetivo de ahorro, podemos marcar a principios de mes la cantidad que deseamos ahorrar. Uno de los mejores momentos para hacerlo es tras recibir nuestro sueldo, ya que en ese instante es cuando nos sentimos más optimistas. Y es que recuerda, es mejor ser ambiciosos y quedarnos a poco de la meta que ser conformistas y no dedicar ningún esfuerzo, ya que poco a poco las ganas de ahorrar irán mermando.

Una vez fijada la cantidad de ahorro que nos gustaría obtener a final de mes solo hace falta ir viendo mediante el kakebo qué aportaciones diarias, semanales o mensuales hacemos para lograr nuestro objetivo y, a la vez, ir controlando si la evolución que llevamos va a ser suficiente o no para alcanzar la meta marcada. ¿Qué pasa si fijamos esta cantidad de ahorro a fin de mes? Además de lo que ya hemos señalado, lo más probable es que nos conformemos con ahorrar lo que sobra, una cantidad que será desigual mes a mes y que difícilmente nos permitirá construir algo de valor a largo plazo.
Las categorías de gastos en que se divide el kakebo
A la hora de controlar los gastos, el kakebo dispone de su propia fórmula, la cual divide y clasifica en hasta cuatro grandes grupos o categorías. Son las siguientes:
- Supervivencia: Aquí van los gastos fijos e imprescindibles que puede tener una persona o familia a lo largo de un mes. Se incluyen gastos de vivienda, la factura de la luz, agua, teléfono e internet, alimentación, seguros o abonos transporte, por ejemplo.
- Ocio y vicio: En esta partida se deben anotar todos los gastos que se consideran fuera de lo obligatorio, aunque en muchos casos son esenciales para tener una vida plena. Se incluyen comidas en restaurantes o simplemente tomar algo, gastos en actividades deportivas (como el gym) y compras adicionales como puede ser la moda, suscripciones a plataformas de vídeo como Netflix, hobbies y otros caprichos.
- Cultura: El método Kakebo distingue el ocio de la cultura. Esta partida es el lugar para anotar, experiencias que nos enriquecen. Por ejemplo, gastos en libros o discos, entradas de cine o teatro, clases, cursos online y todas las formaciones que hagamos.
- Extras: El cajón de sastre. En esta partida se incluyen todos los gastos que no tienen cabida en otras categorías. Pueden ser regalos, los típicos imprevistos del día a día como la compra de una bombilla, una napolitana para merendar y, en general, todos los gastos que no sepas dónde colocar en la tabla.
Cómo ves, el kakebo es fácil de gestionar, sin embargo exige rigurosidad y constancia a la hora de anotar todos los gastos. Puede que al principio parezca un poco tedioso, pero el mejor consejo es: ¡no desistas! Lo más probable es que en un par de semanas le hayas cogido el truco. Y al ver que empiezas a ahorrar, hasta le cogerás el gusto. Además, la constancia será lo que te permita ver dónde te excedes y dónde puedes tomar medidas para gestionar mejor tu dinero.
Las principales ventajas de este método de ahorro japonés
Además del control de gastos y la planificación financiera, la aplicación del kakebo a nuestra vida tiene diversas ventajas. La primera de ellas es que no es necesario hacer cambios radicales para ahorrar. Esto significa no tener que hacer sacrificios o renunciar a cosas… a no ser que queramos.
Otro de sus pros es su adaptabilidad. Al ser un método tan sencillo no solo es muy fácil de comprender y aplicar a todo tipo de personas, también es una gran herramienta para involucrar a otros y adaptarse a su realidad. En el caso de familias con hijos, por ejemplo, es posible involucrar a los más pequeños. Pueden ayudar a acumular y guardar los tickets, ayudar a apuntar los gastos o incluso llevar su propio registro para gestionar la paga.
El kakebo también es tremendamente útil a la hora de identificar incluso los gastos más pequeños. Aquellos gastos de cuyo volumen a menudo no somos conscientes, como pueden ser los cafés que tomamos fuera de casa. El mero hecho de tener en cuenta todos los gastos, hace que ninguno pase desapercibido. Y cuando nos hacemos conscientes, entonces podemos elegir en qué seguir gastando, en qué gastar menos y en qué dejar de hacerlo.
Seguro que tienes muchos deseos y planes que cumplir en tu lista. Revísalos y encuentra un buen motivo para mantenerte fuerte en tu compromiso con el ahorro. ¡Puedes hacerlo!
El método kakebo visto a través de un ejemplo
Para que este método se entienda mejor, te mostramos un ejemplo práctico:
Una familia con ingresos de 2.500€ al mes comienza a anotar sus gastos mensuales (hipoteca, suministros, compra, etcétera), y establece un objetivo de ahorro de 300€. A final de mes comprueba que no ha conseguido su objetivo, solo ha ahorrado 200€. Así puede revisar sus gastos para ver qué puede cambiar para llegar el próximo mes.
Al hacerlo, se da cuenta de que los gastos en carnicería son demasiado elevados. A partir de ahora será consciente y tomará medidas para reducir gastos cuando vaya a comprar carne. La próxima semana, se da cuenta de que ha conseguido reducir el gasto en carne 10€ y en lugar de gastarlos en otra cosa decide ahorrarlos, por lo que ya tiene 410 € (200 + 210)
¿Estás preparado/a? Si quieres, puedes descargarte alguna plantilla que te sirva de ayuda para empezar ahora mismo. Anímate a ahorrar al estilo japonés ¡a final de mes agradecerás el esfuerzo! Y si finalmente no es para ti, no te preocupes. Existen muchísimas formas de controlar tu economía, solo hace falta encontrar la que mejor se adapte a ti. Por si te ayuda, en Cofidis hemos desarrollado una guía gratuita para ayudarte a ahorrar y que incluye una plantilla de Excel pensada precisamente para eso.
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