ADELANTAR EL PAGO DE LA DEUDA NOS PERMITIRÁ ABONAR MENOS INTERESES
Los préstamos no son un carga para toda la vida y no debemos pensar en ellos como una obligación de pago por un tiempo determinado, pues existen cláusulas en los contratos que nos
permiten adelantar el pago de la deuda y liberarnos con antelación de esa carga financiera.
Cómo mejorar las condiciones de un préstamo
Una de las primeras ideas que nos viene a la cabeza es la de ofrecer nuestro préstamo a otras entidades financieras que puedan estar interesadas en quedarse con él a cambio de
mejores condiciones. Esta situación se conoce como subrogación, pero sólo funciona si existe competencia en el mercado bancario.
Si hay alguna entidad nueva en la población o en el barrio que quiera ganar clientes o cuota de mercado y vendemos bien nuestro préstamo, podemos conseguir una oferta. También podemos
conseguirla de nuestra entidad de toda la vida si entra a competir con una oferta mejorada de otra entidad.
Esta segunda opción se llama novación del préstamo y para conseguirla debemos convencer al banco o caja de que nuestra situación financiera ha mejorado (más o mejores salarios, mejores
avales, etc.) o de que -por ejemplo- nuestra vivienda hipotecada vale más que antes, así como demostrar que hemos sido buenos pagadores y que ya no nos hace falta el 100% del importe solicitado
inicialmente. Aquí tienes más consejos que pueden serte de utilidad en este sentido.
Amortizaciones anticipadas
Todos los préstamos tienen una cláusula para su amortización o cancelación anticipada, pero suponen comisiones. Por ello, conviene mirarlas detenidamente y valorar si el ahorro compensa la
entrega del dinero. Lo normal es adelantar tanto como nos permitan esas cláusulas sin abonar penalización y adelantar varios pagos a lo largo de un periodo de tiempo en vez de abonar mucho en uno sólo.
Si cancelamos el préstamo por adelantado ocurre lo mismo: Se nos penaliza. Si no es imprescindible, conviene adelantar dinero (amortizar) dentro de lo que las cláusulas nos permitan en vez
de cancelar el préstamo en su totalidad y pagar comisiones por ello.
En las amortizaciones conviene valorar si nos conviene más reducir el tiempo (menos letras) o capital (menos dinero en cada letra). Nuestro consejo es valorar si podemos con la letra actual
y si el tipo de interés va a subir o bajar los próximos meses para decidirnos por reducir la letra o el tiempo. Las matemáticas demuestran que ahorramos más si reducimos tiempo, pero no siempre
es lo que más nos conviene, por eso es importante conocer al detalle si es
mejor amortizar capital o tiempo de nuestra hipoteca.
Por último, la parte fiscal es muy importante porque según el tipo de préstamo (hipotecario) desgrava, pero sólo hasta un máximo. Por ello, nos conviene no superar ese límite al amortizar o
cancelar el préstamo, porque perderíamos lo ahorrado al adelantar el préstamo.
Si hablamos de un préstamo hipotecario, no debemos olvidar que los bancos nos han cobrado unos gastos que no nos corresponden en su totalidad. Es verdad que el Tribunal Supremo ha fallado
hace unos días que el consumidor es el responsable de hacerse cargo del impuesto de Actos Jurídicos Documentados (AJD), pero sigue habiendo gastos que podemos reclamar.
Como explicamos en su momento, los primeros pasos para reclamar importes pagados indebidamente son amistosos y no precisan de la colaboración de un abogado, pues basta con acudir al defensor
del cliente o reclamar al departamento de atención al cliente de la entidad, pero conviene que conozcas qué necesitas para
hacer la reclamación de tus gastos hipotecarios. Luego ya metidos en faena, conviene mirar si hemos tenido cláusula suelo y litigar por ella.