LO MÁS PARECIDO A UN DEPÓSITO ES UN SEGURO DE AHORRO AUNQUE TIENE SUS CARACTERÍSTICAS PROPIAS
El desplome de los tipos de interés oficiales ha recortado hasta el mínimo las rentabilidades de los productos de ahorro más populares, como eran los depósitos. El dinero que se guardaba en este tipo de productos se ha ido a las emisiones de renta fija (bonos corporativos y deuda pública) y a los fondos de inversión (de deuda y garantizados, principalmente).
Sin embargo, existen otras opciones de ahorro que garantizan una cierta rentabilidad sin perder su sesgo conservador. Son los seguros de ahorro que comercializan las aseguradoras.
Son instrumentos muy parecidos a los depósitos, aunque con alguna pequeña diferencia, y resultan muy populares en otros países europeos donde las aseguradoras son tan grandes como los bancos y compiten con ellos en los productos para el ahorro.
¿Qué es un seguro de ahorro?
Son un instrumento de ahorro que garantiza una rentabilidad determinada al vencimiento del contrato, que suele ser mayor que la que ofrecen los depósitos. No tienen la garantía pública del fondo de garantía de los depósitos, pero sí el del consorcio de compensación de seguros, con lo que tampoco es un salto sin red en caso de quiebra de la compañía.
Además de su rentabilidad, los seguros de ahorro ofrecen una fiscalidad mejor que los depósitos, pero sujeta al cumplimiento de ciertas condiciones, que básicamente implican un plazo mínimo de inversión de cinco años.
Existen varios instrumentos de este tipo que ya hemos desarrollado y comparado en economiaparati. Son los Planes Individuales de Ahorro Sistemático (PIAS), Planes de Previsión Asegurados (PPAS) y los más novedosos Planes de Ahorro 5 o Cuentas Individuales de Ahorro a Largo Plazo (CIALP/SIALP). Descubre entre PIAS o CIALP cuál te conviene más.
¿Qué me conviene más?
Depende. Como son productos parecidos, pero no idénticos, cada uno puede adaptarse mejor que el otro a una situación personal concreta.
La ventaja de los seguros es que vienen asociados con algún tipo de cobertura o garantía en caso de fallecimiento del ahorrador o invalidez del asegurado, y que el tomador puede decidir quién es el beneficiario del mismo.
Las comisiones del seguro pueden, por tanto, ser algo mayores que las del depósito, por lo que conviene preguntar y enterarse bien de las mismas, pues reducen la rentabilidad real del producto.
Además, los seguros de vida suelen referirse al tipo de interés técnico garantizado y este no se calcula sobre lo que paga el asegurado, sino sobre la cantidad que queda tras descontar los gastos administrativos y de comercialización del seguro más la prima de riesgo asociada y a coberturas adicionales (accidente, enfermedad grave, etc.).