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Los errores al ahorrar más comunes y cómo solucionarlos

Finanzas
11min.
Los errores al ahorrar más comunes y cómo solucionarlos

El ahorro parece que vuelve a estar de moda en España. Tras la caída postpandemia, cada vez más personas vuelven a guardar algo de dinero. Sin embargo, solo unas pocas dice estar satisfecha con los resultados que obtiene. Analicemos cuáles son los principales errores al ahorrar y veámos cómo ponerles solución de una forma fácil.

Ahorrar es uno de los pilares para obtener la ansiada libertad financiera, así como nos permite alcanzar objetivos financieros que repercuten en nuestro bienestar como un coche, por ejemplo. Una idea que tienen clara cerca del 70 % de las familias españolas. Sin embargo, parece que cometemos diversos errores al ahorrar, ya que solo un 15 % dice sentirse conforme con las cantidades que logra guardar mes a mes. Esta frustración tiene un efecto devastador en los ahorradores, ya que muchos abandonan sus objetivos en los primeros seis meses y simplemente se limitan a ahorrar sin ningún objetivo, previsión o plan a la vista. Cambiemos esta realidad.

Los 8 principales errores al ahorrar y cómo ponerles remedio  

La conclusión tras ver las estadísticas parece clara: a la gran mayoría de españoles no se nos da muy bien ahorrar o, mejor dicho, no nos han explicado cómo hacerlo correctamente. Por suerte, la solución es fácil y podemos empezar a aplicarla desde hoy mismo. Momento de aprender de nuestros errores y ver cómo mejorar la forma en la que ahorramos. ¡Empecemos!

1. No saber cuánto ahorrar

Decidir la cantidad de dinero que vamos a destinar al ahorro cada mes puede suponer un freno. ¿Será poco o será mucho? ¿Lo voy a echar en falta si hay algún imprevisto? Es normal que todas estas preguntas afloren, especialmente si no se ha ahorrado nunca, pero lo importante es que no nos bloqueen.

Según diversos expertos como la gente de Bankrate, el ahorro ideal debería ser más o menos equivalente a un 20 % de los ingresos netos. Este porcentaje se utiliza como referencia para muchos métodos de ahorro, como por ejemplo la Regla 50 30 20, sin embargo no es ninguna verdad absoluta. Si los ingresos personales o familiares son escasos en comparación con los gastos y obligaciones no es mala idea reducir el porcentaje de ahorro a un 10 %. Así mismo, esta cifra puede ir variando con el tiempo en función de nuestra situación, siendo más alta en épocas de bonanza económica y más baja cuando toque apretarse el cinturón. Lo importante es poder realizar una aportación significativa mensual de forma estable no solo para que el ahorro se convierta en un hábito, sino también para que dé sus frutos en el futuro.

2. Ahorrar por ahorrar

Nadie duda de que ahorrar es un gran hábito, pero pierde valor cuando se hace sin ningún objetivo. Dicho de otra manera, acumular por acumular no tiene demasiado sentido. Ser hormiguita está bien, pero incluso ellas realizan un esfuerzo por un bien mayor.

El ahorro, más que un fin en sí, debe ser un vehículo para lograr metas que de otra manera no podríamos alcanzar. Comprar por fin una vivienda, pagar antes la hipoteca, cambiar el coche, hacer alguna reforma en casa, estudiar una nueva profesión o preparar la jubilación son algunas de las metas de ahorro más comunes. Tenerlas no solo nos marca un objetivo, sino que también nos permite ir observando cómo vamos avanzando en el camino y evaluar si vamos bien.

También es tremendamente útil que estas metas de ahorro vayan acompañadas de plazos. Ponernos una fecha límite nos ayudará a mantenernos enfocados y motivados en cumplir con los objetivos. No fijarnos tiempos puede parecer algo más relajado, pero precisamente por eso nuestra actitud será diferente y seremos más indulgentes a la hora de no ahorrar.

“Haz un plan de ahorro rápido dividiendo el coste total de tu objetivo entre la cantidad que vas a ahorrar cada mes”

A la hora de determinar cuánto tiempo necesitamos para alcanzar tu objetivo deberemos tener en cuenta cuánto dinero necesitamos y cuánto ahorraremos al mes. Dividiendo estos datos entre sí obtendremos el número de meses que debería durar nuestro “reto de ahorro” si lo hacemos todo bien. Aquí la tentación es añadir algún mes extra para tratar de ir más holgados, pero nuestra recomendación es la contraria: quita algún mes. De esta manera, aunque al final no llegues a la meta, seguro que te habrás empleado a fondo, lo que seguro que te deja muy cerca del objetivo y con poco tiempo más lo lograrás. Esto, además de motivación extra, pondrá a prueba tu capacidad de sacrificio y te ayudará a definir mejor un plan de ahorro más adecuado a tu realidad en el futuro.

Haciendo un plan de ahorro en números:

Meta de ahorro: Reforma del baño valorada en 23.000 €

Ingresos familiares: 3.250 €/mes

Referencia de ahorro: 20 % ingresos netos = 650 €

Ahorro mensual elegido: 500 € (15,4 % ingresos netos)

Meses de ahorro para alcanzar la meta: 23.000/500 = 46 aportaciones mensuales

Años para alcanzar la meta: 46/12 = 3,8 años

Como sabemos que el ahorro no siempre va todo lo rápido que queremos, en Cofidis cuentas con ayudas como los préstamos personales, los cuales te permiten obtener el efectivo que necesitas para llevar a cabo un gran proyecto como esa reforma en casa, unos estudios o un tratamiento dental para luego devolverlo cómodamente mes a mes. Algo así como obtener el dinero por adelantado y ahorrarlo luego en lugar de esperar un tiempo para llenar la hucha.

3. Ahorrar lo que sobra a fin de mes

Este es el método elegido por más del 70 % de los ahorradores españoles. Una forma de ir haciendo cajón muy cómoda que, sin duda, es mucho mejor que no guardar nada, pero en la práctica tiene más sombras que luces. Los motivos son varios, pero el principal es que cada mes es un salto al vacío, lo que puede salir bien unas veces, pero mal otras tantas.

A no ser que dispongamos de una planificación de gastos muy férrea y controlada, lo más normal es que las diferencias en el día a día hagan que el ahorro sea muy desigual. Además, sin un control de gastos tendemos a ser más permisivos, lo que hará que lleguemos a fin de mes con una cantidad bastante menor de lo esperada y deseada.

Hay soluciones parecidas mucho más eficaces. Una de las más recomendables es cambiar un día la operativa y en lugar de esperar a fin de mes para ahorrar algo, esperar al día uno (o el día de cobro) para destinar una cantidad fija de ahorro. Este método, tan fácil como el de ahorrar lo que sobra a fin de mes, tiene tres grandes ventajas asociadas:

1) Permite ahorrar cantidades mayores en el mismo tiempo

2) Al ser una cantidad fija, puede automatizarse la aportación (0 preocupaciones)

3) Al hacerse al principio, es más fácil adaptar el mes a los ingresos restantes

4. No contar con un presupuesto de gastos 

Los expertos no dudan a la hora de determinar un porcentaje que se debería ahorrar, pero la teoría no siempre se adapta al 100 % de los casos. Sus indicaciones pueden servirnos de guía, pero la forma más sensata de empezar es controlando los pagos que realizamos. Saber lo que gastamos puede marcar la diferencia entre un buen y un mal ahorro. Sin una planificación previa y un seguimiento del gasto es fácil que el dinero que logremos salvar sea poco o nulo en función del mes.

Sí, de inicio puede sonar un poco abrumador listar todos los gastos, pero la buena noticia es que al ser una técnica tan esencial, por internet hay un montón de plantillas listas para empezar a rellenar. Para ayudarte, te dejamos con la nuestra, que es totalmente gratuita y muy completa:

Este tipo de hojas de gastos no solo ayudan a mantener a raya todos los gastos mes a mes, sino que también son útiles para elaborar presupuestos, detectar patrones de consumo, ver en qué áreas podemos potenciar el ahorro y, en general, hacer un plan de ahorro personalizado.

5. Usar una hucha inadecuada

El ahorro siempre debe tener un contenedor pero ¿cuál? Históricamente se han usado huchas o, en su defecto, una cuenta corriente, dos soluciones efectivas, pero bastante ineficientes debido a que ambas hacen que perdamos dinero a la larga.

Todo se debe a la inflación, la cual hace que el dinero ahorrado vaya poco a poco perdiendo su valor. Por suerte, a día de hoy existen diferentes soluciones que nos permiten sortearla y, ya de paso, hacer que nuestro dinero crezca gracias al poder del interés compuesto. Una de las más utilizadas son las cuentas remuneradas para ahorrar, las cuales permiten combinar la operativa normal de una cuenta corriente con una pequeña tasa de interés.

Si vamos a necesitar el dinero en un futuro próximo, existen otras buenas opciones que vale la pena analizar. Dentro de las más seguras y conservadoras conservadoras también encontramos a los depósitos bancarios a plazo fijo, una herramienta financiera de bajo riesgo y rentabilidad asegurada que, eso sí, necesitan de tiempo para generar alguna cifra interesante. Otra alternativa segura es comprar deuda pública. Las Letras del Tesoro, por ejemplo, funcionan con aportaciones de 1.000 € y ofrecen un retorno en tres, seis, nueve o doce meses.

En cambio, si no nos importa asumir algo más de riesgo, los fondos de inversión de renta fija o variable, las acciones e incluso las criptomonedas pueden ser un refugio más efectivo a la hora de hacer que el dinero trabaje.

Tip financiero:

No todos los productos financieros funcionan igual y algunos exigen mantener tu dinero inmovilizado durante un tiempo. Asegúrate de leer y comprender bien las condiciones de aquellos que vas a contratar antes de firmar nada.

Como último consejo de este apartado, no dejes nunca de analizar otros productos financieros que permitan obtener una mayor rentabilidad. Evidentemente no se trata de que te lances a la primera opción que veas, pero sí que eches un ojo a las novedades y, si ves algo que encaja con tu perfil, no dudes en pedir más información para verificar si es una opción interesante para tu dinero.

6. Usar lo ahorrado para emergencias o compras

Que el día a día nos depara sorpresas en forma de gastos no es ninguna novedad. Tampoco lo es que se nos pase por la cabeza utilizar el dinero ahorrado para solventar el problema sin tocar los ingresos mensuales. Esta práctica, que puede parecer de lo más lógica, supone un freno para el ahorro. No valen excusas como “ya lo repondré luego”, ya que a efectos prácticos va a exigir un esfuerzo mucho mayor y va a suponer que se tarde más o no se pueda alcanzar un objetivo financiero concreto, lo que genera frustración y desanima bastante.

¿Qué hacer entonces en estos casos? Para tener las cosas controladas a nivel financiero es esencial contar con un fondo de emergencia o, lo que es lo mismo, un colchón financiero. Su función, tal y como indica su nombre, es disponer de un dinero que pueda resolver fácilmente cualquier eventualidad sin que afecte a nuestros ingresos ni ahorro. Si aún no tienes uno, puedes empezar a construirlo siguiendo los pasos para crear un colchón financiero.

7. Querer alcanzar grandes metas con poco ahorro 

Otro error frecuente es fijar metas de ahorro que no son consecuentes con el dinero aportado. En otras palabras, si nuestro objetivo es poder pagar la entrada de un piso en cinco años, nuestro ahorro mensual no puede ser de 50 €, ya que cuando llegue el momento tendremos, con suerte, algo más de 3.000 €, una cifra del todo insuficiente y que solo servirá para desmotivar al ahorrador.

Como hemos visto, existen diferentes guías que pueden ayudarnos a determinar cuánto debemos ahorrar. Hemos hablado del porcentaje medio que recomiendan muchos expertos y de trazar un plan de ahorro personalizado utilizando un presupuesto. En estos casos nos puede ser realmente útil la de dividir el valor del objetivo en meses de ahorro para hallar la cantidad que deberíamos guardar mes a mes.

Tip financiero:

¿Las cifras son muy altas? Es momento de empezar a jugar y plantear periodos más largos de ahorro o bien hacer un recorte más extensivo de gastos.

8. No aprovechar las oportunidades del día a día 

Aunque los gastos estén bajo control y nuestro ahorro esté sistematizado, aún hay margen de mejora. Un buen punto en el que incidir son las ofertas y promociones que llevan a cabo periódicamente los comercios y las empresas de servicios. La tarifa plana eléctrica, agrupar todas las líneas telefónicas en un mismo operador o aprovechar los productos rebajados de los supermercados son una gran manera de maximizar el ahorro.

Evidentemente no hablamos de salvar mucho dinero, pero en el ahorro cada céntimo cuenta. Algo que se nota especialmente si llevamos a cabo algún tipo de registro de gastos. Afinando un poco el ojo y, evidentemente, tomando solo aquellas que nos beneficien lograremos que el ahorro de final de mes sea un pelín más elevado.

Eso sí, antes de decantarse por cualquier promoción conviene analizarla sacando la calculadora del móvil. El marketing en ocasiones nos puede pintar como oferta irresistible algo que, en realidad, no lo es. Por ejemplo, los 3×2 pueden valer la pena si consumes mucho ese producto o, por el contrario, pueden hacer que acabes perdiendo dinero. O los vales de descuento a partir de X €, los cuales pueden incitar a gastar de más en productos que no necesitamos con el objetivo de conseguir un pequeño descuento. También es altamente recomendable calcular los precios de un producto unitario vs. packs u otros tamaños de producto. Aunque pueda parecer que los supermercados los tienen todo calculado al milímetro, no siempre es así, por lo que puede ser que la opción más barata sea la que menos nos esperamos.

Sigue mejorando tu ahorro

¿Buscas formas de mejorar tu ahorro? Pues permítenos decirte que estás en el lugar adecuado, ya que es uno de los temas estrella de este blog de educación financiera de Cofidis. Aquí encontrarás técnicas de ahorro clásicas y virales, consejos para recortar gastos en distintas parcelas de tu vida, tendencias de consumo, datos curiosos como cuánto gasta el cargador de un teléfono móvil y mucho más. ¡Ah! Y recuerda que, si lo prefieres, puedes recibir todos los nuevos contenidos sobre ahorro directamente en tu email si te suscribes.