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Renting, leasing o financiación, ¿cuál elegir?

Hombre en el coche con la puerta abierta.

Hoy en día, con tantas posibilidades como nos ofrece el mundo moderno, cada vez nos cuesta más decidir qué opción es la que más se adecúa a nuestras necesidades. Pero cuando tienes toda la información a tu alcance, es mucho más fácil aclarar tu cabeza y tomar una decisión con determinación. Por eso, aquí encontrarás todo lo que necesitas saber sobre el leasing, renting y la financiación a la hora de comprar tu coche para decidirte a dar el paso de escoger la mejor opción para ti.

Hoy en día, con tantas posibilidades como nos ofrece el mundo moderno, cada vez nos cuesta más decidir qué opción es la que más se adecúa a nuestras necesidades. Pero cuando tienes toda la información a tu alcance, es mucho más fácil aclarar tu cabeza y tomar una decisión con determinación. Por eso, aquí encontrarás todo lo que necesitas saber sobre el leasing, renting y la financiación a la hora de comprar tu coche para decidirte a dar el paso de escoger la mejor opción para ti.

Si estás valorando comprarte un coche nuevo, te habrás encontrado con dos alternativas a la financiación tradicional: el renting y el leasing. Aunque también es posible que aún no hayas oído esos nombres, porque te han ofrecido una financiación flexible. Como suena a un término más común y familiar, supones que estás contratando una financiación tradicional. Error. En realidad, lo que estás contratando es también la modalidad de leasing. Precisamente, debido a esa clase de confusiones, estamos nosotros para ayudarte. Pero por partes, y poco a poco.

Nos gustaría hacer un pequeño apunte antes de entrar en materia, y es que tanto el renting como el leasing sólo se ofrecen para la compra de vehículos nuevos. Si estás pensando en hacerte con un coche de segunda mano, sólo podrás recurrir a la financiación tradicional.

Dicho esto, vamos a intentar aclarar los conceptos de renting y leasing para que entiendas qué te están ofreciendo en realidad y puedas decidir, teniendo todas las cartas sobre la mesa, qué te conviene más.

Renting: un alquiler a plazos

El renting es una forma de alquilar un coche a medio plazo. En contra de lo que se suele pensar, no se trata de una forma de financiación y, por eso, está dirigido a usuarios muy concretos.

Con esta modalidad, la propiedad del coche es siempre de la empresa que lo alquila, mientras que el conductor adquiere el derecho de disfrutarlo. La duda o malinterpretación de este concepto se debe a que algunas empresas ofrecen la posibilidad de quedarse con el vehículo una vez finalizado el periodo de renting. Es importante saber que este tipo de ofertas, más que de un renting se trata de un leasing camuflado, tal y como veremos a continuación.

Algunas empresas de seguros o bancos ofrecen servicios de renting. Hay algunos trucos para identificar que verdaderamente se trata de un renting puro:

  • Comprobar que no ofrecen la libertad de elegir el vehículo que queramos, sino que debemos elegir entre el catálogo de los coches que ofrecen (modelos, colores y terminaciones concretas).
  • Y, sobre todo, verificar que el contrato establece claramente el periodo de alquiler (renting).

Todas las ventajas de decantarse por el renting

El primer favor interesante del renting es que no hay desembolso inicial. Por eso, si eres una persona que necesitas el coche con cierta urgencia y no quieres (o no puedes) realizar un desembolso económico considerable, es una alternativa a tener en cuenta.

Por otro lado, las revisiones periódicas, los cambios de neumáticos y el seguro están incluidos, así como los gastos de mantenimiento y demás. El pago que realizas al mes es un pago único que cubre todos los posibles costes extra que el coche te pueda suponer.

Habitualmente, se trata de un alquiler de cuatro años, aunque es posible encontrarlos más largos e incluso de periodos reducidos más reducidos. Dado que es un alquiler de largo plazo, el renting es tu aliado si cumples todos o la mayoría de los siguientes puntos:

  • Haces muchos kilómetros al año (hasta 100.000 kilómetros)
  • Cambias de coche a menudo.
  • Te interesa algún modelo en oferta.

En estos momentos, el renting es una alternativa a considerar ya que te permite hacerte con un coche que puede circular en las ZBE (Zonas de Bajas Emisiones) de las ciudades sin realizar un gran desembolso inicial.

Por otro lado, podrás probar las bondades de una de las numerosas motorizaciones disponibles hoy en día como son los eléctricos o los nuevos modelos híbridos o gas, pero sin tomar demasiados riesgos. Y, si ves que no es la ideal, a los cuatro años lo puedes cambiar.

 

El renting también tiene sus desventajas

Puesto que el vehículo es propiedad de la empresa de renting, el abanico de vehículos a elegir es limitado y hay que someterse a las cláusulas del contrato.

Es algo que parece obvio, pero como el coche no es tuyo, no puedes venderlo bajo ninguna circunstancia, así como tampoco se permite realizar ningún tipo de modificación. Además, para devolverlo, debes llevar el coche cuándo y a dónde te estipule el propietario del mismo.

Las cuotas son más elevadas que las de una financiación. Esto es debido a que el pago mensual lo incluye ‘todo’ y a que se supone que el coche va a estar sometido a una elevada carga de trabajo durante esos cuatro años.

El límite de kilometraje es otro punto clave. Al iniciar el contrato de renting deberemos estipular el número máximo de kilómetros que estimamos hacer al año y se suelen dividir en tramos de 10.000, 15.000, 20.000 y 30.000 kilómetros. Pasarse supone el pago de penalizaciones, por lo que es importante calcular bien qué uso vamos a darle al vehículo antes de contratar una opción.

Además, debes atenerte siempre a las condiciones del contrato, ya que no se puede cancelar ni modificar con posterioridad. En caso de que necesites cancelar sí o sí el contrato, se te aplicará una penalización.

Otro concepto importante que suele olvidarse es que una vez se haya terminado el periodo de alquiler y se devuelve el coche lo más normal es que sigas necesitando otro vehículo, lo que demanda de un nuevo contrato de renting, por lo que siempre se está pagando por un coche.

Finalmente, en términos fiscales, sólo puedes deducir los importes de las cuotas pagadas por el alquiler en el Impuesto de Sociedades, por lo que si eres un particular no puedes aplicar ningún tipo de deducción por el renting de tu vehículo.

Leasing, una financiación híbrida

El leasing es una forma de financiación híbrida en la que pagas por utilizar un vehículo un tiempo determinado, pero tienes la posibilidad de quedarte con él al terminar el periodo de arrendamiento.

El periodo de alquiler suele ser de entre dos y cuatro años, y siempre a un precio ya fijado. Al finalizar el periodo, se te ofrecen tres opciones: renovar el leasing con otro coche, quedarte con el vehículo aportando una cantidad económica final o simplemente devolverlo y finalizar el contrato de leasing.

Mujer conduciendo en un coche.

Dicho de otra manera, el leasing es un alquiler con opción de compra.

Resulta interesante para quienes utilizan mucho el coche, lo cambian a menudo o temen equivocarse de modelo.

El leasing, una opción muy viable por sus grandes ventajas

En el plano económico, no haces un desembolso inicial, pagas menos que en un renting y no hay cláusulas que limiten o penalicen por el kilometraje.

Además, tienes la libertad de decidir qué hacer con el contrato una vez finalice el periodo estipulado. Si te quieres quedar con el coche, pagas una cuota final para hacerte con su propiedad. Este pago, además, puede realizarse íntegro o financiarse. Por otro lado, si lo adquieres pero te cansas de él puedes venderlo para recuperar parte de tu dinero. Y, si por el contrario, no te convence el vehículo, lo cambias por otro.

Es decir, la modalidad de leasing es para ti si:

  • Utilizas el coche a menudo.
  • Tienes miedo a equivocarte de modelo, y no quieres arriesgarte a arrepentirte después.
  • No tienes claro qué modelo te gusta, o te apetece probar varios modelos antes de decidirte por uno en concreto.

El leasing también trae buenas noticias a nivel fiscal. Es posible deducir las cuotas satisfechas en tu declaración de renta.

Y antes de terminar con las ventajas de esta modalidad, un último consejo. Al igual que pasa con la financiación, si te decantas por el leasing, puedes reducir el precio del vehículo dando a cambio tu coche viejo, así como también puedes optar a subvenciones del tipo plan Moves III.

El leasing no es perfecto, también tiene sus defectillos

Como todas las formas de financiación que hemos presentado, tienen su parte buena y su parte menos buena. Con el leasing, pagas más dinero mensualmente que si lo financias de manera tradicional y, cuando terminas el contrato, todavía tienes un importe elevado por delante. Si tu objetivo inicial es quedarte el coche en propiedad, el leasing encarece la suma del coste final.

Además, a pesar de que al final puedas quedarte con el vehículo, debes tener claro que durante los primeros años el coche todavía no es tuyo, sino alquilado. Y que, a pesar de eso -y a diferencia del renting-, el seguro y los costes de mantenimiento no están incluidos en las cuotas y, por tanto, correrán de tu cuenta.

Al igual que pasa con el renting, en el leasing no puedes cancelar el contrato, a no ser que estés dispuesto a hacer frente a una penalización.

¡Ojo con las “financiaciones flexibles”!

Ya que estamos hablando de leasing, queremos recordarte una advertencia que nos parece muy importante. La mayoría de fórmulas de financiación flexible que ofrecen algunas entidades son leasings encubiertos.

Para que no te puedan confundir, cuando veas una oferta de compra de un vehículo nuevo con un mínimo o ningún desembolso inicial, con cuotas mensuales más elevadas que una financiación tradicional y con posibilidad de adquirir el coche una vez terminado el periodo de alquiler, estás ante un leasing encubierto.

Para más inri, este tipo de financiación también tiene sus triquiñuelas. En algunos casos, estas financiaciones incluyen gastos como el seguro, por lo que se convertirían en un renting durante cuatro años, pero con posibilidad de comprar el vehículo al final a cambio de un pago muy elevado (leasing).

Normalmente estas financiaciones terminan saliendo más caras que una financiación tradicional y los pagos se realizan durante más tiempo. No solo durante la financiación mensual, sino también el pago final por el coche.

Vuelta a las raíces más clásicas: la financiación tradicional

Una financiación tradicional consiste en pedir un préstamo a una empresa financiera o al propio concesionario (que, normalmente, tienen la suya propia) para completar una parte o la totalidad del precio del vehículo.

Tú, como usuario, te llevas el coche y lo pagas en cuotas mensuales con un interés pactado. Además, no olvides que todos los gastos asociados al mantenimiento del coche corren a cuenta del propietario, tanto las revisiones, como los seguros, etc.

Ventajas de la financiación tradicional

Antes de entrar en la parte buena de la financiación tradicional, si lo que buscas es un coche de segunda mano o un vehículo usado, sólo puedes escoger esta opción. Así que si esta clase de financiación es la que estabas buscando o ya te va bien, tienes la suerte de poder elegir rápido y fácil, sin quebraderos de cabeza.

Dentro de la financiación más clásica, hay bastantes ventajas. Pero el principal beneficio es que, al financiar la compra de un vehículo, automáticamente te haces con él en propiedad. Tienes la conciencia tranquila de que, una vez hayas terminado de pagar las cuotas, el coche es tuyo. Eso quiere decir que cuentas con la libertad de llevarlo al taller que más te guste o hacer las revisiones cuando mejor te venga. El seguro, por ejemplo, también lo decides y lo negocias tú a tu manera, sin condiciones.

Si cumples estos tres puntos, o te acercas a los tres, la financiación tradicional es tu mejor alternativa:

  • Tienes claro el modelo de coche que buscas.
  • No vas a darle mucho uso, es decir, lo vas a utilizar más bien poco.
  • Quieres dejar de pagarlo en un plazo relativamente breve.

Además, ten en cuenta que probablemente puedas reducir el precio del vehículo nuevo si das a cambio tu coche viejo, así como ayudarte de subvenciones del tipo plan Moves III.

La parte menos bonita de la financiación tradicional: los inconvenientes 

Cierto es que si no reduces el precio de compra con dinero desde el comienzo, y te decantas por financiarlo todo, las cuotas pueden ser elevadas. Además, ten presente que al principio debes abonar el seguro y todos los gastos administrativos como la matriculación.

Otro factor importante a tener presente a la hora de financiar tu coche es que no existen desgravaciones fiscales por la compra de vehículos de uso personal.

Esperamos que tener toda la información por la mano haya logrado despejar tus dudas y te haya resuelto el dilema de la indecisión. Y recuerda que no hay ninguna forma de financiación mejor o peor, sino que las hay que se adaptan mejor o peor a cada caso y necesidades particulares. 

Sigue leyendo más consejos para decidir con mayor soltura sobre tu economía consultando todos los artículos de nuestra sección de finanzas. O, si por el contrario, aún necesitas saber más datos y recomendaciones sobre transporte y movilidad, puedes leer estos artículos sobre movilidad y vivir la vida con más tranquilidad.

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