Los datos son demoledores. Aproximadamente el 60 % de las parejas discuten por dinero, según algunos estudios. Por si fuera poco, apuntan que las finanzas también son uno de los motivos principales en el 80 % de los divorcios y separaciones. Unas cifras alarmantes que probablemente no serían tan elevadas si se practicase más el hábito de hablar de dinero con la pareja. Y como sabemos que es fácil decirlo pero no tanto hacerlo, veamos algunas formas de abordar este tema con calma. ¡Que viva el amor! 🫶
Consejos prácticos para hablar de dinero con la pareja
Reconozcámoslo: en España hablar del dinero personal parece que está mal visto. Esta discreción o mutismo a menudo oculta una falta de cultura financiera, la cual tampoco juega a nuestro favor en ninguno de los casos. Sea por este u otro motivo, se nos hace raro decir abiertamente cuánto cobramos o preguntar a un amigo cuál es su nivel de deuda. Este hermetismo, sin embargo, es mucho más peligroso dentro de una pareja, especialmente si se tienen hijos. Estas son algunas fórmulas que puedes usar para no caer en este error.
“Hablar de dinero es una oportunidad de oro para conocerse mejor”
Eliminad los frenos que os impiden hablar de dinero
Que nos cueste hablar de dinero con la pareja, familiares o amigos no es nada extraño. De hecho, varios psicólogos no solo han detectado estas conductas y las han clasificado como comunes, sino que también han indicado cómo romper con esta barrera imaginaria. Y es que hablar de finanzas es una oportunidad de oro para conocernos mejor tanto a nosotros como a nuestra pareja, además de ser una gran manera de marcar y alcanzar metas conjuntas.
¿Cómo hacerlo? El primer paso es que cada miembro de la pareja haga un trabajo introspectivo para conocer el por qué evita hablar de dinero. En este sentido, los psicólogos marcan dos grandes motivos por el cual nos rehusamos a hablar de dinero.
El estigma por falta de educación financiera
El primero de ellos es la falta de educación financiera, la cual nos hace sentir mal y, por miedo al ridículo, rehusamos mostrar nuestros conocimientos. Este sentimiento negativo no solo nos afecta en pareja, también podemos experimentarlo con amigos o en contextos laborales.
La solución, sin embargo, no podía ser más sencilla. En primer lugar hemos de pensar que no estamos solos. La educación financiera es, quizá, la gran asignatura pendiente de los españoles. De hecho, casi un tercio de la población declara abiertamente que sus conocimientos financieros no son suficientes. Una cifra seguramente baja si contamos aquellos que no respondieron o que no respondieron la verdad. Por tanto, puede que tu pareja o nuestros amigos tengan tu mismo nivel de conocimientos económicos que nosotros o incluso peor, por lo que esquivar la conversación por nuestro nivel quizá no sea la mejor opción.
El siguiente paso es formarse en educación financiera e internet es una gran escuela gratuita para lograrlo. Hay blogs como este, en el que tienes toda una sección de contenidos específicos de esta materia. Si te preguntas por dónde empezar, la respuesta es aún más sencilla: ¿qué te preocupa o necesitas saber? Si estáis mirando una hipoteca lee sobre ello, lo mismo que si estáis pensando en hacer una reforma o en invertir en una plaza de garaje, seguro que encuentras varios contenidos que hablan sobre lo que buscas.
El dinero que poseemos, el otro gran motivo
Otras personas evitan hablar de dinero con el propósito de no dejar pistas sobre su patrimonio. Mucha gente siente vergüenza de tener poco o mucho dinero, por raro que parezca, y perciben el expresarlo como una posible debilidad o motivo para que los otros les juzguen. La reputada terapeuta financiera americana Aja Evans lo define como un mecanismo de defensa. Esta aversión es profunda, ya que lleva a algunas personas a evitar el tema para ocultar su dinero a familiares cercanos o a la propia pareja.
Para tratar de eliminar este freno solo hace falta sinceridad y seguridad de que compartimos la información con la persona adecuada. Al fin y al cabo es normal que una pareja tenga metas conjuntas vinculadas de una u otra forma al dinero, por lo que es necesario ser claros. Exteriorizarlo puede resultar hasta sanador, además de que del otro lado seguro que encontremos comprensión.
Además queda un punto importante aquí. A pesar de que no queramos hablar de dinero, es más que probable que nuestra pareja ya intuya -más o menos- el capital del que disponemos. Y es que en ocasiones nuestro trabajo, casa, coche o ropa habla más que nosotros. Así que si aún estás dudando, lánzate ya. Y si aún así no te sientes capaz no te preocupes, todavía hay solución: un especialista en psicología puede ayudarte a desbloquear este viejo mecanismo.
Escuchamos pero no juzgamos
Como decíamos, para algunas personas hablar de dinero puede ser traumático. Para evitar que el miedo bloquee a un miembro o a la pareja puede resultar de mucha ayuda fijar algunas reglas para crear un espacio de diálogo confortable para ambas partes. Al fin y al cabo deberán hablar de dinero de vez en cuando, así que ¿por qué convertirlo en un suplicio?
A la hora de definir esas líneas rojas ya dependerá de cada miembro de la pareja, ya que estas pueden estar motivadas por diferentes causas, por lo que es importante escuchar y consensuar reglas antes de cerrarnos con un “no”. Hablamos de reglas como Nno vale enfadarse, las charlas durarán solo 30 min, deberíamos llevar un control por excel… Es importante que estas sean bidireccionales y pueden mutar con el tiempo, por lo que mientras os funcionen y fomenten el diálogo y la transparencia, no hay problema en adaptarlas una y otra vez hasta que os sintáis cómodos.
Compartid objetivos financieros conjuntos
Los primeros meses o incluso el primer año de una pareja es un momento mágico. Durante este tiempo (y por norma general) ambas personas se vuelcan en crear y reforzar vínculos emocionales y afectivos. Pero el filtro que lo hace ver todo de color de rosa tarde o temprano se termina, exponiendo a la pareja a la realidad. Esta nueva etapa es quizá un poco menos de cuento, ya que el amor tiene que convivir y lidiar con desacuerdos y problemas del día a día como, por ejemplo, el pago de facturas.
Si la relación se consolida, lo más normal es que se tracen proyectos juntos. Desde irse de vacaciones juntos o cambiar el coche hasta pedir una hipoteca para comprar, por fin, la casa de sus sueños. Para cumplirlos es esencial la colaboración de los dos miembros de la pareja, ya que de lo contrario será casi imposible alcanzar cualquier meta y se generarán fricciones por el camino.
Por tanto, marcarse un objetivo financiero en pareja no solo es algo normal y necesario, sino que nos obliga a hablar de dinero con la pareja y a poner en común el estado de nuestra economía, así como compartir creencias e ideas financieras que podamos tener. Un objetivo financiero común hace necesario poner sobre la mesa temas como:
- Cuál es nuestro sueldo y qué debería aportar cada uno en el caso de que existan diferencias
- Qué gastos comunes existen y cómo se dividen
- Qué gastos personales tenemos, así como cuáles de ellos son esenciales y no podemos prescindir
- Qué capacidad de ahorro tiene cada miembro y cuánto se puede comprometer a guardar cada uno
- Cuáles son las previsiones de ingresos a futuro: aumento de sueldo, herencias…
- Qué previsión de gasto tenemos a futuro
Imaginad cómo será vuestro futuro más lejano
Vivir juntos y felices hasta ser viejitos es el sueño de toda pareja. Para hacerse realidad se necesita, además de salud y amor, algo que no suena tan bonito: planificar la jubilación. Porque seamos sinceros, con el constante aumento del coste de vida, los giros que da la macroeconomía y el escenario no muy optimista que existe sobre las pensiones a largo plazo, obligan a pensar en cómo costear nuestro bienestar el día de mañana. Y no es que seamos pesimistas, pero si finalmente todo sale bien, tener algo ahorrado os vendrá genial.
Este tema, el futuro, es todo un pretexto para sentarse a hablar y, con tranquilidad, ir marcando un camino. Es buen momento para hablar de diferentes instrumentos financieros que os pueden ayudar. Es el caso de los planes de pensiones, un producto de perfil muy conservador que funciona mediante aportaciones durante la vida activa y que se desbloquea al llegar al dejar de trabajar. Pero no es la única ni mucho menos. También existe la compra de deuda pública como las Letras del Tesoro, así como una multitud de productos de inversión con distintos perfiles de riesgo. ¿Por qué te contamos todo esto? Para que no os abruméis, ya que elegir solo uno no es lo más óptimo. Conocer juntos las ventajas y desventajas de cada uno de ellos, trazar vuestra estrategia, construir vuestra propia cartera e ir viendo cómo vuestro dinero va creciendo no es como criar un hijo, pero seguro que también os va a dar muchas satisfacciones en el futuro.
Decidid si combinar las finanzas es buena idea o no
En este blog ya hemos hablado en profundidad de las diferentes ventajas y desventajas de compartir cuenta bancaria, un contenido que te muestra los beneficios y problemas que puede conllevar esta práctica. Con los conceptos básicos claros, es momento de hablar. Ojo, no os queremos recomendar que mezcléis vuestras finanzas ni lo contrario, sino que abordar este tema es una buena forma de hablar de dinero con la pareja. Evaluando vuestra situación personal tanto podréis definir cuál es vuestra mejor opción (spoiler: en algunos casos puede ser compartir y en otros no).
¿Cómo hacerlo? Primero analizad vuestras finanzas personales por separado, siendo muy conscientes de cuáles son los ingresos y sobre todo los gastos, así como posibles obligaciones financieras que podáis tener en un futuro tanto próximo como lejano. Aquí es esencial listar bien las deudas, ya que suelen ser un punto crítico a la hora de combinar finanzas o no. Con toda la información clara, es momento de dialogar.
Tras debatirlo y llegar a un acuerdo, tanto si la respuesta final es sí como si es no, conviene primero de todo no enfadarse ni tomárselo a lo personal, especialmente si la negativa viene condicionada por nuestra situación personal. Piensa que solo es dinero y que poco a poco puedes revertir esa situación.
Por último, recordar que también hay puntos medios. Es el caso de aquellas parejas que deciden mantener sus finanzas por su lado, manejando sus gastos de forma personal, pero que para gestionar cosas conjuntas crean una cuenta común, desde la que gestionan pagos conjuntos como puede ser la hipoteca, el alquiler o los gastos en suministros. No hay opción mala, pero sí que hay una que se ajusta mejor a vuestra realidad: encontradla juntos a través del diálogo.
Estableced mínimos de ahorro y límites de gasto
A no ser que hayáis decidido mantener vuestras finanzas totalmente separadas, tocará trabajar en conjunto. Pero antes de hacerlo, es mejor fijar unas bases. Tanto si habéis definido alguna meta financiera como si no, ahorrar dinero va a ser una parte clave para que la pareja se sostenga financieramente hablando. Para ello es clave marcar unas pautas de ahorro mínimas como, por ejemplo, con qué periodicidad se ahorrará (es decir, cada mes, cada dos, etc.) y cuál debe ser el aporte mínimo a realizar. Y sí, hemos dicho mínimo, ya que lo ideal es que ambos colaboréis con lo que podáis, por lo que si podéis ingresar algo más de forma puntual seguro que ambos lo agradecéis en el futuro.
Para que el ahorro crezca de forma continua y no resulte una soga para alguno de los dos miembros es conveniente personalizar el ahorro a las posibilidades de cada uno. Y es que no es lo mismo ahorrar 100 € cobrando 1.500 € que hacerlo con un sueldo de 3.000 €. Por tanto, al fijar cantidades, es clave conocer qué se cobra y qué se gasta para poder hallar una cantidad adecuada a cada realidad.
En la misma línea tenemos los gastos, los cuales pueden mermar seriamente el ahorro si se descontrolan. Para que no pase se deben establecer límites. Estos juegan un papel fundamental especialmente en las finanzas combinadas, ya que al compartir cuenta una de las partes podría caer en un mal uso, lo que repercutirá a ambos. Fijar, por ejemplo, cuál es el alquiler máximo que nos podemos permitir o cuánto dinero a la semana podemos gastar en alimentación nos ayudará a tener la situación bajo control y, ya de paso, reforzará la confianza en la pareja.
Estos topes de gasto también pueden aplicarse a nivel individual, algo muy útil si se mantienen las cuentas separadas. Aunque se trata de un contexto diferente en el que cada uno gestiona su dinero, marcar ciertas normas favorece a la transparencia dentro de la pareja y evita posibles malentendidos y enfados debido a que uno gasta (y disfruta) más que el otro. En este sentido, otra práctica útil es asignar responsables en cada gasto. ¿Qué significa esto? Que con la economía de las dos personas analizadas, se puede discutir quién asumirá qué gastos. Un buen ejemplo pueden ser las compras de alimentos o los suministros, que quizá puedan recaer únicamente sobre aquella persona que cobra más, mientras que compras más pequeñas pueden caer del otro lado.
Abordad cada cambio también desde el prisma financiero
Una excursión de los niños, acudir a una boda en Málaga, un ascenso o un despido, la llegada de un nuevo miembro a la familia… El día a día está lleno de momentos que, buscados o no, nos sacuden diversos aspectos de la vida. Y, curiosidades de la vida, el económico suele ser siempre uno de ellos. Por eso es esencial que, como pareja, nos preguntemos “¿qué nos supone a nivel financiero este cambio?”
A veces será fácil de hacer, otras no tanto, pero es importante entender que todas tienen un impacto en la salud financiera de la pareja. Tras esta pregunta lo más probable es que toque ajustar las finanzas, otra labor que se debe realizar en conjunto para seguir normalizando el factor de hablar de dinero en pareja.
Fijad un día para revisar las cuentas
Aunque a muchos les gustaría, hablar de dinero con nuestra pareja no es solo cosa de un día, sino que es algo que debemos mantener toda la vida. Fijar metas conjuntas o unir las finanzas solo son el paso uno, pero no el único. Conforme pase el tiempo es esencial que revisemos los avances (o retrocesos) que hayamos hecho. Esto aplica especialmente a dos áreas: gasto y ahorro.
Hacer un control de gastos nos asegura que los pagos están bajo control (es decir, que no superan nuestros ingresos), algo crucial para la salud financiera de cualquier persona o pareja. De esta revisión obtendremos información tan valiosa como si debemos moderar el gasto, si podemos destinar más a ahorro o por el contrario tendríamos que bajar la cantidad acordada, así como si tenemos algo de dinero de sobra para darnos un capricho.
¿Cuándo controlar los gastos? Eso depende de cada pareja y sus circunstancias. Puede ser una vez a la semana, de forma quincenal, trimestralmente… Sin embargo, una de las opiniones más elegidas es hacerlo una vez al mes. De esta forma se tiene un control bastante férreo de lo que gastamos ya que todavía se recuerda con facilidad a qué corresponde cada cargo, además de que la cantidad de datos (o gastos) a revisar es más manejable que si esperamos a que pasen varios meses.
Si también compartís metas financieras también es una gran idea aprovechar el momento para revisar unos datos mucho más positivos: el ahorro. Este suele ser más fácil de analizar y mucho más satisfactorio, por lo que no os robará mucho tiempo y es más probable que terminéis de buen humor la charla. En este punto es esencial comprobar que todo avanza según lo esperado. Si esta parte del control os resulta más fácil o entretenida puede ser buena idea empezar por aquí para seguir luego con los gastos, ya que eso ayuda a verlos con otros ojos. Ver lo que habéis conseguido ahorrar os dará una motivación extra a la hora de echar un ojo en qué se va el dinero y qué posibilidades hay de recortar esa cifra.
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