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Ventajas y desventajas de compartir cuenta bancaria

Pareja viendo las ventajas y desventajas de compartir cuenta bancaria

Las cuentas compartidas son algo muy común en España. Las usan parejas, familias, empresas e incluso compañeros de piso para gestionar las finanzas del día a día de una forma fácil y, ya de paso, intentar ahorrar un poco. Sin embargo, como cualquier producto financiero, conviene conocer bien su funcionamiento para evitar cualquier problema. Profundicemos en todas las ventajas y desventajas de compartir cuenta bancaria hoy en día y qué opciones tienes en el caso de que algo malo pase.

Las cuentas compartidas son algo muy común en España. Las usan parejas, familias, empresas e incluso compañeros de piso para gestionar las finanzas del día a día de una forma fácil y, ya de paso, intentar ahorrar un poco. Sin embargo, como cualquier producto financiero, conviene conocer bien su funcionamiento para evitar cualquier problema. Profundicemos en todas las ventajas y desventajas de compartir cuenta bancaria hoy en día y qué opciones tienes en el caso de que algo malo pase.

Todas las ventajas y desventajas de compartir cuenta bancaria

Una cuenta compartida es aquella que cuenta con dos o más titulares. Pero, como verás, bajo esta definición tan simple, se esconde mucha miga.

¿Qué formas existen de compartir cuentas?

Antes de hablar de las ventajas y desventajas de compartir cuentas, conviene conocer qué formas tenemos de hacerlo, ya que cada una está diseñada para un uso específico y ofrecen beneficios diferentes. Veámos de qué forma puedes compartir tus finanzas:

Cuenta corriente compartida

Son las más comunes y la opción adecuada para gestionar el día a día financiero de una familia o empresa, ya que te permiten domiciliar recibos, recibir ingresos, hacer transferencias, sacar efectivo y usar tarjetas o cheques, así como contratar otros productos financieros como créditos, préstamos personales o de empresa, hipotecas, rentings, seguros, fondos y un largo etcétera.

Cuenta de ahorro compartida

Aunque sí permiten realizar cierto tipo de gestiones como, por ejemplo, transferencias, este tipo de cuentas conjuntas están pensadas para poner a trabajar el ahorro. Su funcionamiento, por tanto, es más como el de una hucha en el que nuestro dinero va generando intereses a medio y largo plazo. Muchas familias las utilizan como una herramienta extra a la cuenta corriente compartida para alcanzar la entrada de una nueva vivienda, la universidad de los hijos o la jubilación.

Cuenta vinculada

Este tipo de cuentas, más recientes, son un híbrido entre las cuentas individuales y las conjuntas. Permiten realizar transferencias entre cuentas, lo que facilita la gestión de pagos y recibos, pero manteniendo en todo momento privacidad en las cuentas individuales de cada persona. Algo así como pequeños depósitos de acceso común que dependen de una cuenta privada.

Además de estos tipos de cuentas compartidas, existe otro factor que debemos conocer: el régimen de disposiciones o, para entendernos, el derecho de acceso que tienen sobre el dinero cada uno de los cotitulares. Estas son los dos regímenes principales:

  • Disposición conjunta o mancomunada: Para llevar a cabo cualquier retirada de capital se necesita que todos los titulares (o un determinado número) autoricen la operación. Suele ser la opción más común en empresas, especialmente entre las que cuentan con estructuras más grandes.
  • Disposición indistinta o solidaria: En esta modalidad cualquier titular puede hacer uso del dinero de la cuenta sin necesidad de tener el ok del otro u otros cotitular/es. Es la opción elegida por la mayoría de parejas, familias y convivientes.

Las ventajas de las cuentas bancarias compartidas 

Ok, en ocasiones son un requisito indispensable para solicitar una hipoteca, pero la verdad es que compartir cuenta simplifica -y mucho- la vida financiera en pareja. Sus múltiples ventajas son el otro motivo por el que muchas personas optan por compartir cuenta bancaria. Estas son las principales:

Son sencillas de abrir y baratas de mantener

Por lo general, para abrir una cuenta conjunta no es necesario cumplir con requisitos como ingresar nóminas ni pagar comisiones, aunque recuerda que, como siempre decimos, conviene informarse bien antes de aquello que contratamos, ya que si queremos renegociar algo, ese es el mejor momento.

De hecho, es probable que ni necesites abrir una cuenta nueva. Muchas entidades permiten añadir a un cotitular a cualquier cuenta sin ningún tipo de problema. Y aunque lo normal es poder añadir 2, algunos bancos permiten incorporar a la cuenta a más de cuatro personas.

⚠️ Cuidado: No te recomendamos compartir tu cuenta siempre y cuando no tengas otra para tus finanzas personales. 

La forma más ágil de organizar los pagos habituales

Vivir en pareja significa compartir una gran cantidad de gastos. Luz, agua, internet, el alquiler o la hipoteca, las compras en el súper, comidas o cenas fuera, vacaciones, coche… y eso sin hablar de los hijos. A la larga, que cada uno efectúe un pago y luego pasar cuentas a final de mes resulta de lo más engorroso. En estos casos, una cuenta compartida es, como dirían en el Señor de los Anillos, “una para controlarlos a todos…los gastos”, ya que solo tenemos que preocuparnos de transferir una cantidad establecida cada mes a esa cuenta y centralizar ahí todos las facturas y cobros.

Permiten un mayor control y reparto de tareas

¿Has oído eso de que cuatro ojos ven más que dos? Pues cuando hay dos titulares en la cuenta es más fácil revisar las finanzas, especialmente si contamos con las herramientas que ofrece la banca digital. Esto, a su vez, también permite un mejor reparto de tareas. Y es que, seamos sinceros, en muchas parejas hay una de las partes más dada a las finanzas (o con menor habilidad). Si es nuestro caso, podemos delegar temas importantes como alertas y avisos a la persona que mejor domina estos temas utilizando perfiles diferenciados.

Chica viendo cómo puede repartir las tareas con su pareja

Facilita la planificación familiar a largo plazo

Una cuenta bancaria compartida es una gran herramienta para implantar ciertos hábitos financieros de pareja como la planificación y el ahorro. Con ellas suele ser más fácil alcanzar objetivos como hacer unas buenas vacaciones, ahorrar para la universidad de los hijos, una reforma o una entrada para una nueva vivienda. Y es que perseguir juntos un objetivo es mucho más estimulante que hacerlo cada uno por su cuenta. 

Una herramienta familiar que permite el uso individual

Dependerá de la disposición pero, por lo general, los titulares tienen la total libertad de elegir cómo controlar y gastar el dinero de la cuenta, lo que significa que para retirar efectivo o realizar cualquier compra no se necesita el permiso de ambos. Lo bueno, además, es que todos los movimientos quedan registrados, lo que a su vez facilita el revisar en qué se gasta el dinero. 

Pueden traer asociados interesantes beneficios

Si la cuenta conjunta goza de buena salud financiera puede ser la puerta a conseguir mejores tasas de interés o mejores tratos a la hora de contratar otros productos financieros asociados.

No son muy problemáticas en el caso de ruptura

Si, por lo que sea, las cosas en pareja no acaban de salir bien, una cuenta conjunta no es uno de esos dolores de cabeza que cuesta resolver. La mayoría de cuentas permiten que uno de los titulares se dé de baja de forma unilateral.

Por el contrario, si queremos extinguir la cuenta, tampoco hay problema, pero en este caso se exige la autorización de ambos. Por suerte, la banca ha evolucionado mucho y en la actualidad ofrece todo tipo de soluciones para agilizar este tipo de casos y que van desde trámites online hasta poder acudir a diferentes sucursales o a la misma, pero en días u horas diferentes a la otra persona… Todo es ver qué opciones te ofrece tu entidad.

Las desventajas de compartir cuenta bancaria

Aunque, como hemos visto, las ventajas son muchas, también hay algunos contras que debemos tener presentes a la hora de decidirnos a abrir una cuenta compartida.

Cuidado con los costes de tarjetas y productos financieros asociados

Aunque, por lo general, su modalidad más básica no nos supondrá ningún coste, sí que es posible que los tengan otros servicios como, por ejemplo, una segunda tarjeta. Es muy cómoda, pero puede acarrear costes asociados por su emisión y/o renovación. Así que es importante revisar el posible coste de todos estas cositas antes de contratar.

Cuentas de compartir cuenta bancaria

Son una mala idea si una de las partes tiene un mal historial financiero

Deudas, impagos… No es buena decisión que uno de los titulares de la cuenta conjunta cuente con este tipo de historial a sus espaldas, ya que es más que probable que tarde o temprano podamos sufrir algún tipo de cobro, embargo o congelación sin previo aviso, lo que puede suponer todo un traspiés para nuestra economía doméstica.

Tampoco son muy aptas para personas con malos hábitos financieros

Para compartir una cuenta necesitamos, en realidad, mucho más que confianza. La libertad que otorgan a cada uno de los titulares es, por un lado, un gran beneficio pero, si una de las partes no tiene un buen control financiero, puede convertirse en un gran problema. Aunque queden registrados y, por tanto, permitan el control, si una parte realiza cargos excesivos o genera deuda de forma unilateral será responsabilidad de ambos afrontar los pagos asociados, así como sus posibles comisiones o penalizaciones.

¿Es posible depurar responsabilidades y que únicamente la parte causante pague el pato? Tal y como indica el Banco de España en su blog, se trata de casos complicados y deben decidirse en los tribunales, ya que las entidades no disponen de información suficiente como para judicar en este tipo de casos. Sin embargo, sí hay tres supuestos en los que el Banco sí puede ayudarnos:

  • Si la tarjeta o préstamo pertenecen solo a uno de los titulares de la cuenta.
  • Que la otra parte desconozca la petición de este tipo de productos o la domiciliación de pagos.
  • Que el contrato de la cuenta incluya algún tipo de cláusula ante este tipo de descubiertos.

Debe tenerse en cuenta para la Declaración de la Renta

Como ya habrás imaginado, Hacienda no pierde de vista el dinero por mucho que pase de tu cuenta bancaria a una compartida. Para ellos, el dinero que allí se encuentra es propiedad de los titulares, y lo que hacen para determinarlo es dividir el valor entre el número de titulares e incluirlo en el patrimonio de cada uno de ellos. En otras palabras: si tienes 20.000 € en una cuenta conjunta con tu pareja, en la Declaración de la Renta deberéis tener en cuenta 10.000 € cada uno (eso si no la realizáis la Declaración de la Renta conjunta, claro).

Es posible, sin embargo, redistribuir esta repartición si lo vemos necesario. Para ello, deberemos especificar a la Agencia Tributaria qué porcentaje corresponde a cada titular de la cuenta.

Cuidado en caso de separación o defunción

Como hemos visto, uno de sus beneficios es que son sencillas de gestionar si la pareja o el matrimonio se rompe. Pero esa facilidad puede jugarnos un mal trago si la otra parte decide obrar con mala fe y darse de baja de forma unilateral. Como cuando hemos hablado de las deudas generadas por una de las partes, en estos casos también deberíamos acudir a los tribunales si no estamos de acuerdo con asumir el descubierto generado en la cuenta.

Otro punto a tener en cuenta es qué pasa si uno de los titulares de la pareja fallece. De contar con hijos de una pareja anterior, estos podrían convertirse en los nuevos herederos y, por tanto, otorgarles poderes sobre las cuentas.

Nuestros 3 consejos para compartir cuenta bancaria sin -demasiado- riesgo

No nos engañemos, por mucho que queramos, la comodidad de compartir una cuenta bancaria es tanta que resulta difícil prescindir de ella. Te damos unos pequeños tips financieros para que disfrutes de ellas con los menores riesgos posibles.

Pareja haciendo cuentas para compartir su cuenta bancaria

1. Cuenta compartida sí, pero cuenta propia también 

Compartir cuenta debe ser visto como un proyecto común, no como nuestro depósito principal de dinero. Es importante no perder nuestra independencia financiera y esta pasa por mantener una cuenta propia (o segunda cuenta) desde la cual derivar el dinero hacia una conjunta. Solo así podremos minimizar pérdidas si las cosas van mal dadas, tal y como hemos visto al hablar de los inconvenientes, y mantener una independencia financiera que vaya más allá de la pareja.

2. Estudia bien las condiciones antes de elegir qué cuenta compartir

Tanto si vas a usar una cuenta que ya tienes (y que esperamos que no sea tu principal) o vas a abrir una nueva, dedica un tiempo a estudiar las condiciones de cada una de ellas. Como veíamos, las cuentas compartidas pueden tener servicios extra interesantes como tener dos tarjetas de crédito y, con una buena búsqueda, puede que nos salgan gratis en lugar de pagar por ellas un plus. Lo mismo pasa con posibles comisiones y otros flecos de este tipo de productos. Revisa y compara diferentes entidades antes de decidir.

3. La confianza no sustituye al control

Fiarnos de nuestra pareja es algo que se da por hecho, pero no está de más implementar algún tipo de rutina de control por ambas partes. No importa que a una de las partes se le den mal los números, conocer la salud financiera de la pareja ayuda a saber nuestro estado y posibilidades tanto presentes como futuras.

Para hacerlo más ameno y ágil, se pueden tratar de establecer rutinas de pareja como dedicar 30 minutos a final de mes a echar un ojo a los gastos del mes vs otros meses. Algo que, sin duda, se puede hacer mucho más divertido con un aperitivo o cenita de por medio.

¿Quieres seguir descubriendo más acerca de la economía familiar y aprender nuevos trucos y consejos para gestionar mejor tu dinero? En ViveMásVidas tienes todo tipo de artículos para mejorar tu economía y alcanzar tus objetivos financieros. ¿A qué esperas para seguir haciendo crecer tus finanzas?

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