Sacarle partido a la sexalescencia en la jubilación es mucho más que una moda: es una realidad para miles de personas que, al llegar a los sesenta, descubren que tienen todavía cuerda para rato. Vamos a explorar cómo esta nueva situación influye en las finanzas: desde cómo abordar los planes de pensiones hasta cómo gestionar los ahorros y patrimonio, así como establecer nuevas metas que podrían surgir en el horizonte. ¿Todo listo para aprovechar la vida al máximo?
¿Qué es exactamente la sexalescencia?
Seguro que recuerdas la vitalidad de la adolescencia: esa sensación de que el mundo está lleno de posibilidades. En el caso de la sexalescencia es algo parecido, pero llega alrededor de los 60 años. El término combina “sexagenario” (personas de sesenta y tantos años) con “adolescencia” y viene originado por el aumento en la esperanza de vida que están viviendo muchos países, en especial España.
¿Qué implica este concepto en tu día a día? Imagina que, después de décadas de trabajo y responsabilidades, de repente te encuentras con que no solo tienes el tiempo, la experiencia y la libertad, sino que también cuentas con fuerzas y energías para seguir disfrutando de una vida activa.
Algunas actitudes que definen a la sexalescencia son esas ganas de aprender cosas nuevas, emprender algún proyecto personal que tenías pospuesto, viajar o priorizar el cuidado por la salud y un mejor bienestar.
¿Por qué debo considerar la sexalescencia en la jubilación?
Jubilarse no significa quedarse en casa viendo la tele o salir a caminar. En la sexalescencia puedes empezar a hacer aquello que más te gusta, pero que hasta ahora no podías. ¿Qué significa eso? Que probablemente vas a tener una mayor actividad y, junto a los cambios en tu estilo de vida, viene un mayor gasto. Es por esto que tu planificación financiera debe adaptarse a esta nueva etapa después de los 60.
Tus prioridades financieras evolucionan
Los cambios después de tu jubilación también implica reorganizar tu economía. A continuación, mostramos algunas de las prioridades y cómo las afecta la sexalescencia:
- Menos gastos, más experiencias: lo que antes destinabas a la hipoteca, la educación de los hijos, comprar bienes para el hogar… Estas partidas quizá se hayan reducido o ya no las contemples. Eso libera parte de tu presupuesto, que podrías querer invertir en viajes, cursos, ocio o pequeños lujos personales que antes posponías. Tu dinero comienza a ser una herramienta para vivir experiencias, no solo para cubrir obligaciones.
- Enfoque en la calidad de vida: es probable que empieces a valorar más la comodidad y el bienestar. Tal vez consideres gastar un poco más en adecuar tu hogar para el futuro, ir a mejores restaurantes o simplemente comprar productos de mayor calidad. Estas decisiones afectan a tu planificación, ya que son inversiones en tu calidad de vida pero que tienen un impacto directo en tus gastos diarios.
- Ayudar a la familia de otra forma: si tienes nietos u otros familiares jóvenes, podrías plantearte apoyarles económicamente. Eso sí, siempre sin descuidar tu propia seguridad financiera. Hay que encontrar un punto de equilibrio para que tu jubilación siga protegida.
Más años por delante permiten disfrutar más, pero exigen más planificación financiera
Cada vez vivimos más, lo que unido a una buena salud, significa disponer de 20, 25 o incluso 30 años para disfrutar de los años dorados. ¡Todo un capítulo completo de vida! Esto implica una planificación y distribución de ahorros e ingresos mucho más concienzuda y focalizada en el largo plazo, ya que potencialmente deberá cubrir varias décadas. Esta nueva situación hace plantearnos las siguientes cuestiones:
¿Y si necesito cuidados a largo plazo?
La sexalescencia suele darse en personas que afrontan la jubilación con buena salud, lo que favorece esta actitud de carpe diem. Sin embargo, no está de más aplicar la prudencia y hacer previsiones a 10 y 20 años más realistas y pesimistas. En este ámbito es clave valorar si pueden ser convenientes productos como seguros de dependencia o de cuidados de larga duración o, si por el contrario, con una simple reserva de patrimonio será suficiente para afrontar posibles gastos médicos o de atención en un futuro.
La inflación, un enemigo de nuestro dinero muy a tener en cuenta
Vivir más años significa enfrentase durante más años al constante encarecimiento del coste de vida. En otras palabras, lo que hoy compras con una cantidad concreta de dinero, en 15 años seguramente costará más, un factor que debemos tener muy presente a la hora de estimar y gestionar nuestros ingresos futuros.
Uno de los pocos métodos para tratar de sortear la inflación son las inversiones y otros instrumentos financieros como los seguros, los fondos, los planes de pensiones… Este tipo de soluciones ayudan a mantener el poder adquisitivo de tus ahorros gracias a los intereses generados, algo que no pasa si se guarda el dinero bajo el colchón.
Cómo organizarse financieramente en la sexalescencia
Entrar en la sexalescencia significa, en muchos casos, reequilibrar tu presupuesto personal y familiar. Tus flujos de dinero cambian: bajando en unas áreas y subiendo en otras. ¿Cómo encontrar el balance? Con cabeza fría y siendo muy consciente de cuáles son los límites y dónde cómo tienes pensado invertir tu dinero.
¿Hacer un presupuesto? Por supuesto
El clásico de los clásicos, antes de lanzarte de cabeza a invertir en bolsa, obtén una visión general revisando en qué se te iba el dinero antes y en qué se te va ahora.
Por una parte, gastos como el transporte al trabajo, almuerzos fuera de casa, cuotas profesionales, formación profesional… Muchos de esos gastos desaparecen o se reducen y los puedes liberar para otros usos. Es posible que pase lo mismo con otros grandes gastos como la hipoteca.
Por otra parte, tendrás más tiempo libre y querrás aprovecharlo: ir al cine, cenas, excursiones, viajes de fin de semana… También podrías engancharte a algún hobby que requiera material o cursos. Así que lista todo aquello que te propongas para elaborar una partida de ocio. Otra que sí o sí debes tener en cuenta es el gasto en salud, el cual suele aumentar año tras año incluso si estás sano, por lo que conviene anticipar un pequeño incremento en esta partida.
Teniendo claros estos cambios, ajusta tu presupuesto mensual. No tiene que ser algo rígido e inamovible si no quieres, pero sí que es muy útil contar con una guía que nos ayude a no abandonar el buen camino. Lo importante es que tus gastos “nuevos” no te pillen por sorpresa, por lo que trata de ser lo más detallado que puedas, ya que más vale pasarse y recortar luego que quedarse corto y ver que te falta dinero cuando ya es demasiado tarde. Y recuerda que, tal y como hemos dicho, los precios suben con los años. ¡No lo olvides!
El fondo de emergencia: una red de seguridad esencial
Si en cualquier etapa de la vida es importante tener un fondo de emergencia, en la jubilación activa podríamos decir que es imprescindible. ¿Por qué? Porque cuando ya no tienes un sueldo laboral, un gasto imprevisto grande no puede ser cubierto trabajando horas extra o pidiendo un aumento de sueldo: sale directamente de tus ahorros, lo que puede suponer un serio bache en la planificación.
Un consejo clásico de educación financiera es tener ahorrado en líquido entre tres y seis meses de gastos, una cifra que debería aumentarse en tiempos de jubilación precisamente por la dificultad de tener ingresos extra. Si aún no dispones de un ahorro suficiente, el inicio de la sexalescencia es un buen momento para priorizarlo.
Piénsalo así: un buen colchón financiero te da tranquilidad para lanzarte a tus nuevas aventuras. Sabes que pase lo que pase, tienes un respaldo. Y si llega un imprevisto, podrás afrontarlo sin descarrilar tus planes. ¡Ah! Y por si hay alguna duda, aunque le llamemos colchón no es porque se deba guardar ahí. De hecho, la mejor opción es tenerlo en alguna cuenta a la que podamos acceder y operar fácilmente.
Tip financiero: Las cuentas remuneradas son una excelente herramienta para guardar tu fondo de emergencia y que este no vaya perdiendo tanto valor debido a la inflación.
Endeudarse después de jubilarse. ¿Es una buena decisión?
Si te jubilas con deudas pendientes, una meta financiera inteligente sería amortizarlas cuanto antes, ya que pueden convertirse en una auténtica losa.
Pero, ¿a qué se debe esta prisa? Durante la jubilación, tus ingresos suelen ser generalmente fijos y no tan fácilmente ampliables. Una situación en la que no quieres arrastrar cuotas e intereses que se coman poco a poco tu capital.
Ahora bien, si en tu sexalescencia vas a emprender un proyecto grande, la cosa cambia. Si, por ejemplo, decides comprarte una casita en la playa o camperizar una furgoneta y no tienes todo el efectivo, podrías pensar en pedir un préstamo para financiar una parte.
Gestión de tu patrimonio durante la sexalescencia
A los 60 y tantos años, es probable que hayas acumulado patrimonio: un conjunto de bienes como una casa, algunas inversiones o simplemente dinero en el banco.
La forma en que lo administres ahora, será crucial para tu tranquilidad financiera futura. A continuación, vamos a ver distintos bienes que podrías tener y cómo administrarlos durante su sexalescencia en la jubilación.
Llegar a los 60 no significa dejar de ganar dinero
Puede que lleves años aportando a un plan de pensiones privado, o quizás confías en la pensión pública que has ido ganando con cotizaciones. Si llegas con energía a los 60, puedes plantearte algunas situaciones:
- Seguir trabajando algunos años más: puedes optar por retrasar unos años la jubilación laboral, siempre que la salud y las circunstancias lo permitan. Cada año adicional cotizado puede aumentar tu pensión pública y además te da margen para seguir ahorrando. Incluso podrías seguir aportando a un plan privado si aún no has alcanzado los límites de aportación, aprovechando los beneficios fiscales que ofrece.
- Jubilación sí, pero sin dejar de ingresar: ¿cómo es esto? Imagina que te jubilas formalmente a los 65, comienzas a cobrar tu pensión pública, pero emprendes un negocio o haces consultorías a tiempo parcial. Esta sería una forma de jubilación activa, que permite cobrar parte de la pensión y a la vez seguir trabajando por cuenta propia o ajena. Si eres de alma emprendedora o quieres completar tus ingresos, podrías explorar esta opción.
- Piensa cómo rescatar de pensiones: antes de lanzarte a rescatar todo el plan de pensiones de golpe, considera las consecuencias fiscales. En España, el dinero del plan tributa como renta del trabajo cuando lo sacas, por lo que puede hacer que pagues muchos impuestos por saltar de tramo de IRPF, algo que notarás al hacer la Declaración de la Renta. La manera más habitual y sensata de rescatar el plan de pensiones es de forma escalonada en varios años o, si hay una necesidad puntual, combinar un rescate parcial en forma de capital inicial (un pago grande al jubilarte) con rentas periódicas después.
¿Necesitas ingresos extra? Tu casa puede tener la respuesta
Uno de los pilares del patrimonio de muchas personas es la vivienda. Quizás llevas décadas en la misma casa familiar, pero ahora que los hijos ya no viven contigo, puede que esa casa sea grande para ti solo o para dos personas.
Aquí puedes preguntarte: “¿Me compensa seguir en ella?” Muchas parejas en la sesentena se plantean una hipoteca inversa. Este producto financiero te permitirá obtener ingresos mensuales utilizando el valor de tu vivienda como garantía. Otra opción a tener en cuenta es la venta de la nuda propiedad de la vivienda pero seguir disfrutando del usufructo.
Organizando las inversiones en bolsa
Otro elemento del patrimonio son las inversiones financieras: depósitos, acciones, fondos… Aquí la pregunta del millón a los 60 es: “¿Debo ser conservador o puedo arriesgar?”.
Gestionar tus inversiones en la sexalescencia es un ejercicio de equilibrio. Puesto que la carrera ya está hecha, lo más sensato es protegerse, aunque hay que ir con cuidado y no ser demasiado conservador si eso va a hacer que tu dinero pierda valor con el tiempo. A continuación, mostramos algunas recomendaciones que puedes aplicar para gestionar tu patrimonio:
- Prioriza la seguridad para lo esencial: Para cubrir tus gastos básicos de jubilación, lo ideal es que el dinero necesario esté en instrumentos seguros. Por ejemplo, en Bonos del Estado, fondos monetarios, plazos fijos, o simplemente en la pensión garantizada. No querrás jugarte el dinero del supermercado en la bolsa. La tranquilidad de saber que lo básico está cubierto no tiene precio.
- No dejes de invertir: La sexalescencia te puede dar un horizonte de inversión más largo de lo que piensas. Si con 60 piensas vivir hasta los 90, suponen un horizonte de 30 años. Un dinero que no necesitas hasta dentro de mucho tiempo, podría invertirse con un poco más de riesgo para vencer la inflación e incluso sacarle algún rendimiento, el cual puede antojarse clave en los últimos años de vida. Para entendernos, esto puede significar tener una parte de tu cartera en fondos indexados, o inmuebles. Siempre acorde a tu perfil de riesgo, claro. Si te cuesta dormir cuando la bolsa baja, opta por algo más equilibrado como un fondo mixto o una cartera gestionada moderada.
- Mantén siempre algo de liquidez para aprovechar las oportunidades que puedan surgir: Estar jubilado y en sexalescencia no significa dar la espalda a las finanzas y las posibles oportunidades que se presenten. Al tener algo de dinero siempre disponible, puedes decir “sí” a estos proyectos cuando surjan. Hay que destacar que tener dinero disponible no significa tenerlo parado: puedes tener este ahorro en una cuenta remunerada. De este modo, tendrás liquidez pero generando rendimientos.
Piensa en el legado, pero disfruta el presente
A los 60 y tantos, es natural empezar a pensar en qué pasará con tus bienes el día de mañana. Si tienes herederos, la planificación sucesoria entra en juego. Pero atención: no dejes que la idea de heredar frene tus planes de vivir tu sexalescencia a tope. Vamos a repasar algunos consejos en este sentido:
- Haz o actualiza tu testamento: esto te dará paz mental y evitará problemas a tu familia en el futuro. Puedes especificar cómo repartir tus bienes y quién se encargará de cumplir tus últimas voluntades. Es un trámite sencillo y no demasiado caro que conviene hacer cuanto antes, porque la vida es impredecible. Además, un gasto más que te quitas de encima y un montón de potenciales problemas que le ahorras a los posibles herederos.
- Considera donar en vida, pero con medida: por ejemplo, hay padres que ayudan a sus hijos a comprar casa dándoles parte de la herencia por adelantado. O quizás quieras financiar la educación de un nieto. Está muy bien ver cómo tu patrimonio ayuda a otros, pero solo asegúrate de no descapitalizarte tú. Para que eso no suceda, calcula cuánto necesitas para tener una jubilación cómoda y añádele un extra por si las moscas. Solo entonces ofreces el resto. Recuerda el dicho de los aviones: primero la mascarilla de oxígeno tú, luego ayudas al de al lado.
- Gastos finales previstos: hablar de esto no es alegre, pero sí importante. Puedes prever un seguro de decesos o simplemente dejar dinero apartado para cubrir gastos funerarios u otras deudas finales, de modo que tus seres queridos no carguen con todos los gastos de una herencia. Saber que eso está cubierto te permitirá pensar menos en “el final” y más en disfrutar el presente, que es de lo que trata la sexalescencia.
Consejos finales para aprovechar tu sexalescencia
Cada persona vive su sexalescencia a su manera, pero hay consejos financieros universales que te ayudarán a sacarle el máximo partido a esta etapa dorada sin sobresaltos.
Aquí tienes una lista de recomendaciones prácticas y realistas, pensadas para que las adaptes a tu situación:
- Reevalúa tu plan financiero: siéntate de vez en cuando a revisar todas tus fuentes de ingresos y tus gastos previstos. ¿Necesitas ajustar o actualizar algo? Un buen plan escrito, aunque sea en papel, te servirá de hoja de ruta. Y no temas a hacer cambios, siempre y cuando las cuentas te cuadren.
- Infórmate sobre tus opciones de pensiones y rescates: conoce bien cómo rescatar un plan de pensiones y sus opciones de cobro. Un buen asesoramiento aquí puede ahorrarte miles de euros en impuestos mientras mejora tus ingresos mensuales.
- Diversifica tus inversiones, pero entiéndelas: el clásico “no pongas todos los huevos en la misma cesta”. Divide tus ahorros entre productos seguros y algunos con mayor potencial de retorno (y riesgo) te ayudará a hacer crecer tu dinero de una forma óptima y diluyendo los posibles riesgos. Eso sí, invierte solo en lo que entiendas o asesorado por profesionales de confianza. Si algo suena demasiado bueno para ser verdad, desconfía.
- Aprovecha ventajas y descuentos para mayores: desde tarifas reducidas en transporte y ocio, hasta exenciones o reducciones de impuestos locales. Investiga qué beneficios tienes disponibles y úsalos, que para eso están. Lo creas o no, con el paso de los años, va a convertirse en un ahorro sustancioso.
- Sigue formándote financieramente: el mundo sigue cambiando después de los 60. Nuevas opciones para la banca online, nuevas leyes, nuevos productos bancarios y nuevas oportunidades… y nunca es tarde para aprender algo que proteja tu bolsillo.
La sexalescencia en la jubilación ha demostrado que reinventarse a los 60 es posible y tú tienes las riendas. Ajusta tus finanzas, pero sin perder de vista que el dinero es el medio para alcanzar tus fines, no el fin en sí mismo: tu jubilación puede ser la mejor etapa si la afrontas con cabeza. Si te ha interesado este artículo sobre la gestión financiera, no dudes en consultar el resto de contenidos en nuestro blog. ¡Te esperamos!