La duda sobre qué plazo de hipoteca pedir es tan común como la de la tortilla con o sin cebolla. ¿Es mejor optar por cuotas más bajas durante más tiempo, o hacer un esfuerzo por pagar la casa en menos años y ahorrarse intereses? En este artículo te ayudamos a resolver este dilema financiero con ejemplos prácticos, para que elijas la mejor posible. Calculadora en mano y… ¡Empezamos!
Las diferencias clave para elegir el plazo de hipoteca
Tanto las hipotecas a 20 años como a 30 años son muy populares, pero presentan diferencias importantes. Para ponerlo en pocas palabras, existen dos diferencias principales: lo que pagas cada mes y lo que pagas en total al banco. Escoger entre 20 y 30 años implica un equilibrio entre la comodidad de unas cuotas más asequibles y el coste total en intereses que acabarás pagando.
Por eso, decidir bien el plazo es clave para encontrar una cuota mensual asumible sin pagar de más. Vamos a desgranar los puntos clave y otros efectos de elegir un plazo u otro.
Cuota mensual: pagos más altos vs. pagos más bajos
Uno de los principales puntos a considerar es la diferencia que supone en el pago de las cuotas: en una hipoteca a 20 años, las cuotas mensuales son más altas. En cambio, con una hipoteca a 30 años, el pago se divide en más mensualidades, resultando en cuotas más bajas cada mes. Dicho de otro modo, extender el plazo te da un respiro mensual, mientras que acortarlo supone un esfuerzo mayor mes a mes.
Por ejemplo, imagina dos personas que piden el mismo importe. La que elige pagar en 20 años tendrá que devolver el dinero en 240 cuotas, mientras que la de 30 años lo hará en 360 cuotas. Lógicamente, al repartir la deuda en más plazos, cada cuota de la hipoteca a 30 años será bastante menor que la de 20 años aún sumando los intereses.
Esto hace que la opción a 30 años sea atractiva si buscas una mensualidad más cómoda que se ajuste mejor a tus ingresos mensuales. Eso sí, al estar pagando más mensualidades, terminarás pagando más intereses totales.
Intereses totales: ¿cuánto pagarías de más por alargar el plazo?
El otro lado de la moneda son los intereses totales que acabarás pagando por tu préstamo. ¿Cuánto más? Depende del importe y del tipo de interés, pero puede suponer miles de euros adicionales. De hecho, con un interés fijo constante del 2,5 %, una hipoteca de 200.000 € a 30 años llegaría a generar unos 84.487 € en intereses, más del doble de los intereses que pagarías si la misma hipoteca fuera a 15 años, por ejemplo.
¿Por qué sucede esto? El sistema de amortización habitual (llamado método francés) hace que al principio pagues sobre todo intereses y poca parte de capital. Si tienes 30 años por delante, durante muchos más meses estarás pagando principalmente intereses y tardarás más en rebajar la deuda. En cambio, en 20 años el periodo de pago de intereses se acorta.
Tampoco hay que olvidar el factor tiempo en sí mismo. Aparte de la cantidad de cuotas e intereses totales, pedir una hipoteca significa asumir una deuda a largo plazo: estarás ligado al banco durante dos o tres décadas. Esto puede suponer también un freno para ahorrar o invertir en otros proyectos personales.
¿Por qué hay que ser flexible con el plazo?
Quizás ya tengas un plazo en mente, pero llegado el momento de hablar con tu banco encuentres una opción más atractiva. También puede pasar que, por diversos motivos, decidas refinanciar tu hipoteca y modificar el plazo. Vamos a profundizar un poco más en detalle estos elementos:
Negociar las condiciones con el banco
Cuando vas a pedir una hipoteca, no des nada por sentado: tus condiciones se pueden negociar. Estos son algunos consejos para que consigas el mejor trato posible:
- Compara varias ofertas: este es un consejo que se puede trasladar a prácticamente todos los tratos. Evita quedarte con la primera entidad que te dé el sí, solicita simulaciones o hazlas online y compáralas punto por punto: tipo de interés, comisiones de apertura y cancelación, etc. Quizás haya entidades que pueden ofrecerte algún trato más atractivo pese a cambiar el plazo que tenías en mente.
- Juega con la vinculación: a veces, con llevar tu nómina o contratar un seguro de hogar, los bancos pueden cambiar algunas décimas el tipo de interés. Eso sí, sé realista. Contrata productos que de verdad vayas a usar, o acabarás pagando más de lo que ahorras.
- Negocia las comisiones: muchas veces las comisiones de apertura, estudio o amortización anticipada son flexibles si eres buen cliente o tienes un perfil solvente.
¿Cómo funciona la refinanciación?
Pactar un plazo con tu banco no significa que vaya a estar siempre el mismo tiempo sobre la mesa. Para ello, puedes contar con la novación o subrogación hipotecaria y cambiar las condiciones iniciales de tu préstamo.
Con la novación, tú mismo negocias con el banco una mejora de condiciones. Suele tener menos trámites, pero el banco no siempre accede a renegociar si no hay una buena razón. En el caso de la subrogación, te cambias de banco para aprovechar una oferta más atractiva.
Ejemplos y guías para elegir plazo de hipoteca
Para visualizar mejor la diferencia entre un plazo de hipoteca a 20 y 30 años, no hay nada mejor que hacer una simulación con números concretos. Para ello, imaginemos que el banco te presta 160.000 € al 3 % TIN fijo (Tipo de Interés Nominal). Usando un simulador hipotecario, obtenemos aproximadamente:
- Hipoteca a 20 años: obtendrías una cuota mensual alrededor de 880 € y unos 53.000 € de intereses generados durante esos 20 años.
- Hipoteca a 30 años: tu cuota mensual saldría alrededor de 670 € y unos 83.000 € en total pagados en intereses.
En este caso, la diferencia de cuota es de unos 210 € menos al mes con la hipoteca a 30 años, que, de entrada, suena muy bien si lo miramos desde el punto de vista mensual. Pero la contrapartida es que acabarías pagando 20.000 € más en intereses al alargar el plazo.
Expertos calculan que, para una hipoteca media, añadir 10 años de plazo (de 20 a 30, por ejemplo) baja la cuota mensual en unos 100-150 €, pero suma alrededor de 20.000 € en intereses adicionales. En hipotecas más elevadas, cada década extra puede ahorrarte al mes entre 300 y 400 €, pero cada 10 años añadidos al plazo nos cuestan cerca de 40.000 € más en intereses totales.
Tip financiero:
Si ya tienes una hipoteca a largo plazo, una estrategia para no pagar tantos intereses es amortizar anticipadamente reduciendo el plazo. Muchos españoles, en cuanto reúnen algo de ahorro extra, optan por recortar años de su hipoteca en vez de bajar la cuota, ya que así se ahorran más intereses. Eso sí, asegúrate de revisar las posibles comisiones de amortización anticipada.
Comparando en detalle una hipoteca a 20 vs. 30 años
Hemos preparado una tabla para resumir las ventajas y desventajas de una hipoteca a 20 años frente a una de 30 años, para que puedas comparar de un vistazo qué ofrece cada opción:
Elemento |
Hipoteca a 20 años |
Hipoteca a 30 años |
Cuota mensual |
Más alta. Requiere mayor esfuerzo cada mes. |
Más baja. Pagos mensuales más asequibles. |
Intereses totales |
Menores. Pagas mucho menos interés al banco. |
Mayores. Acabas pagando mucho más interés. |
Años endeudado |
20 años (menos tiempo con deuda). |
30 años (una década extra pagando la deuda). |
Exigencia de ingresos |
Necesitas ingresos suficientes para asumir una cuota mayor, ya que un menor plazo equivale a una cuota más alta. |
Menor exigencia de ingresos. Es más fácil mantenerse por debajo del 30-35 % de endeudamiento con una cuota más baja. |
Flexibilidad mensual |
Tendrás menos margen para otros gastos, con un presupuesto más ajustado. |
Más margen para ahorrar cada mes o afrontar imprevistos. |
Coste final de la vivienda |
Menor: el total que vas a pagar de valor junto a intereses es más bajo. |
Mayor: el coste total de la vivienda aumenta considerablemente por los intereses. |
Pequeña checklist para elegir el mejor plazo de hipoteca
Quizás te sea más fácil saber qué opción elegir si enumeras tus prioridades o preferencias. Para terminar, te proponemos una guía rápida a modo de checklist que te ayudará a orientarte. Ve apuntando qué elementos se cumplen en tu caso y te orientarán sobre si te conviene más un plazo de hipoteca a 20 o a 30 años:
- Tu prioridad es pagar lo menos posible en intereses: si quieres minimizar el coste total de la vivienda y no te importa apretarte el cinturón, decántate por el plazo más corto que puedas pagar.
- Pones por delante una cuota mensual baja: aunque eso suponga más años pagando, si necesitas reducir la carga mensual para llegar holgado a fin de mes, un plazo más largo te dará ese respiro.
- Tus ingresos te permiten asumir un plazo reducido: si tu capacidad de endeudamiento es baja y tus ingresos permiten asumir la cuota de 20 años sin superar el 35 % de endeudamiento, puedes ir a por ese plazo de hipoteca. Si no, quizá un plazo de 30 años sea la opción segura.
- Tienes otros gastos importantes: la hipoteca raramente viene sola, quizás todavía estés pagando el coche o devolviendo algún préstamo. Cuanta más carga financiera extra tengas, más prudente es elegir una hipoteca larga para no sobrecargarte.
- Considera tu edad: hazte la siguiente pregunta: “¿cuántos años voy a tener cuando termine de pagar la hipoteca?” Quizás tengas pensado disfrutar de algunos años sin el peso de la deuda antes de la jubilación.
- Seguridad laboral y ahorros para imprevistos: si tienes un trabajo estable y cuentas con un buen fondo de emergencia, puedes optar más fácilmente por el plazo corto. Si tu situación es inestable o no tienes una red de seguridad sólida, será más prudente elegir un plazo mayor.
- Plantéate tu plan de vida y objetivos: ¿vas a quedarte en la vivienda a largo plazo o es posible que la vendas en unos años? Para estancias más cortas, una hipoteca más breve te ayuda a construir capital rápidamente. Si es tu hogar definitivo, puedes priorizar la comodidad del largo plazo.
- Valora el plazo según tu personalidad financiera: Si el hecho de tener deudas te quita el sueño, preferirás acabar cuanto antes y elegir una hipoteca a 20 años. Si manejas bien las deudas y prefieres destinar dinero a otras cosas mientras, puedes plantearte los 30 años sin problema.
- Compara ofertas y simula escenarios: a veces un punto medio puede ser la mejor opción. Utiliza simuladores de hipotecas de bancos o portales financieros para ver cómo varía la cuota y los intereses con 20, 25, 30 años. Tener números concretos sobre la mesa te dará claridad sobre qué plazo elegir.
Ningún plazo de hipoteca es intrínsecamente “mejor” sin considerar tu caso particular: lo ideal será el plazo que te permita pagar con tranquilidad sin que la vivienda te cueste un ojo de la cara en intereses. Con la información de este blog y los cálculos en mano, podrás tomar una decisión informada y escoger la hipoteca que mejor se adapte a ti. Esperamos que te haya sido de ayuda, ¡hasta la próxima!