Según la Dirección General de Tráfico (DGT), en España hay más de 35 millones de vehículos. Sin embargo, más de cuatro millones no cumplen con los requisitos legales para poder circular. Además de accidentes o averías, uno de los principales causantes de que haya tanto coche parado es la transición hacia los eléctricos. En muchas grandes ciudades ya existe una prohibición para que los vehículos de altas emisiones no puedan circular a determinadas horas, una restricción que sin duda va a ir a más. ¿Cómo solucionar este problema de movilidad? En este contexto el retrofit se posiciona como una alternativa más sostenible y económica que un cambio de coche. Veamos en detalle cómo funciona.
Qué es exactamente el retrofit para coches
Aunque pueda parecerlo, el retrofit no es nada nuevo. Su traducción sería algo así como “reacondicionar” y se trata de una práctica iniciada en el siglo XX y que consiste en renovar viejos equipos, máquinas o estructuras a través del uso de nuevas tecnologías con el objetivo de mejorar su rendimiento, eficiencia, seguridad y vida útil.
Como era de esperar, el retrofit o retrofitting también actúa sobre coches. Sin embargo, se ha hecho tendencia en los últimos años al centrarse en convertir vehículos de combustión en eléctricos. Puede aplicarse tanto a vehículos modernos como antiguos, ya que del vehículo original solo se mantiene el chasis, ruedas y otros elementos de uso, mientras que el motor y gran parte de los componentes internos son retirados y sustituidos.
El resultado del retrofit es un coche híbrido eléctrico o con un motor 100 % eléctrico alimentado por baterías o pilas de hidrógeno. Gracias a esta transformación, se consigue una forma más limpia y eficiente de moverse y que, además, cumple con las cada vez más comunes normativas medioambientales de conducción.
Los vehículos que admiten el retrofitting en España
El retrofit avanza a pasos agigantados. Fuera de nuestras fronteras algunos especialistas ya están transformando grandes vehículos de trabajo como volquetes y retroexcavadoras, sin embargo la legislación española todavía va un poco por detrás. A día de hoy, en nuestro país solo se permite convertir en eléctricos a ciertos tipos de vehículos. En concreto, en España se puede aplicar el retrofit a:
Vehículos de Categoría L
Aquí se encuentran ciclomotores y triciclos (menos de 50 cc), motocicletas de todas las cilindradas con y sin sidecar, así como cuadriciclos de menos de 400 kg y potencia limitada, aunque si son de trabajo pueden llegar hasta los 550 kg. En esta última categoría se incluyen tanto quads como los coches que no requieren carnet de conducir.
Vehículos de Categoría M
La categoría M está reservada para vehículos de al menos cuatro ruedas que transportan a personas o, dicho de otra forma más comprensible, para los turismos, furgonetas y autobuses pequeños. La categoría M se subdivide en tres subgrupos en función del tonelaje y el número de asientos.
- M1: Turismos de menos de 8 plazas
- M2: Furgonetas de más de 8 plazas y menos de 5 toneladas
- M3: Vehículos de más de 8 plazas y más de 5 toneladas

Vehículos de Categoría N
Aunque es algo raro de ver a día de hoy, el retrofitting en España también contempla vehículos de carga. Aquí encontramos a furgonetas grandes, camiones ligeros y vehículos más pesados. Veamos rápidamente cuáles son las subcategorías incluidas en este grupo y que, por tanto, pueden electrificarse.
- N1: Vehículos de transporte de mercancías con una masa máxima de menos de 3,5 toneladas
- N2: Vehículos de transporte de mercancías con una masa máxima de más de 3,5 toneladas y menos de 12
- N3: Vehículos de transporte de mercancías con una masa máxima que supera las 12 toneladas
Así funciona el retrofit eléctrico en nuestro país
A nivel general, electrificar un vehículo no es algo complicado, pero sí es necesario estar muy alerta de cumplir con todos los requisitos y regulaciones que van a exigir al coche para que pueda circular. Debido a ello, el retrofit debe elaborarse por profesionales en un taller especializado.
De hecho, esta actividad ya hace algo de tiempo que está regulada, tal y como se puede ver en el Real Decreto 866/2010. Sin embargo, todavía no hay una normativa que unifique el proceso, lo que significa que la transformación de cada vehículo debe realizarse de forma individual y bajo la supervisión de expertos. Esta rara forma de proceder no exime de la homologación final, la cual deben pasar todos los vehículos retrofit antes de poder volver a la carretera.
El proceso para convertir tu coche en eléctrico, paso a paso
El proceso de retrofit se puede resumir en cuatro fases. El primero empieza por buscar un taller autorizado. Es importante que esté acreditado, ya que su primera labor será diagnosticar el coche para verificar que su mecánica y los sistemas de seguridad están en buen estado y son aptos para la transformación. Si todo es correcto, el taller podrá solicitar un kit de piezas homologado o realizar un proyecto individual.
Paralelamente a la llegada del kit o desarrollo del proyecto, se empieza a desmontar la mecánica del vehículo, eliminando piezas claves como el motor, el sistema de escape, el depósito de combustible o la cadena de tracción.
Con el espacio hecho es momento de incorporar la nueva mecánica aprovechando los huecos que han quedado. Por ejemplo, es muy habitual que el motor eléctrico se ubique en el mismo sitio que el de combustión, que las baterías se repartan entre la parte delantera y trasera para respetar los pesos del vehículo o que la toma de carga se instale en la entrada del antiguo depósito.
Con las nuevas piezas ya instaladas, es el turno de ajustar todas las conexiones para que el nuevo sistema conviva con el viejo. Esto significa revisar el sistema de luces, la dirección asistida, sistemas de seguridad, la climatización o los elevalunas, entre otros. La idea aquí es mantener al máximo todas las prestaciones que ya incorporaba el vehículo de serie. Es importante destacar que el vehículo deberá pasar un test por cada característica modificada, lo que puede suponer diversos ensayos y una buena inversión de tiempo.
Por último, toca la parte más aburrida y, probablemente, la que más tiempo lleve: la burocracia. Por suerte, este proceso se afronta junto al taller quien, como figura experta, ayuda a preparar la documentación y ofrece asesoramiento en todo momento. Los documentos clave en este paso son:
- Proyecto técnico del retrofitting del vehículo
- Certificado de conformidad
- Certificado del taller
Las normas que deben cumplir estos vehículos modificados
Como hemos visto, un coche modificado mediante retrofit debe cumplir con varios parámetros antes de ser considerado de nuevo un vehículo apto para la conducción. Para lograr luz verde, el vehículo deberá:
- Cumplir con la conformidad del vehículo en términos técnicos, de seguridad y de medioambiente
- Mantener las mismas dimensiones que el vehículo original tenía antes de ser modificado
- El peso del vehículo no puede superar en más de un 20% al peso inicial del vehículo
- El nuevo motor debe ser alimentado por batería de tracción o celda de combustión de hidrógeno
- La potencia del nuevo motor deber ser la misma que el motor térmico usado con anterioridad
Por lo que se refiere a documentación, también deberemos cumplir con los siguientes condicionantes:
- El retrofit debe haberse basado en un proyecto técnico existente y demostrable
- Contar con un certificado que acredite que el trabajo ha sido realizado por profesionales
- Presentar el certificado de conformidad del vehículo tras la transformación acreditando lo comentado en el primer punto
El coste de convertir mi coche en eléctrico
Momento de hablar de precios. Según los especialistas en retrofit de Elektrun Cars, el coste de hacer este tipo de modificaciones a un coche oscila entre los 13.000 € y 17.000 € de media. Un precio muy similar al que apuntan en eCoche, otro taller de retrofitting.
Conviene remarcar que el precio final varía en función del tipo de vehículo a electrificar, sus prestaciones o el tipo de piezas. Por ejemplo, para electrificar modelos grandes de vehículos o furgonetas el coste puede ascender fácilmente por encima de los 50.000 €, mientras que para transformar un simple ciclomotor puede costar unos 2.000 € o 3.000 € si se utilizan piezas de segunda mano.
Uno de los factores que más encarecen el proceso son los tests que se realizan al vehículo. Solo en ellos, de media, pueden irse unos 7.000 €. Puede parecer mucho y sin duda lo es, pero aún con todos los gastos contemplados el retrofitting es más económico que comprar un vehículo eléctrico nuevo. El precio medio de estos oscila entre los 35.000 y los 40.000 €, mientras que si hablamos de vehículos eléctricos de ocasión nos situamos en torno a los 31.000 €, lo que demuestra que el retrofit es una opción mucho más asequible.

Es importante remarcar que transformar un vehículo en eléctrico sale más a cuenta cuanto mayor es su tamaño. De hecho, si miramos modelos electrificados de pequeño tamaño como un Opel Corsa, un Fiat 500 o un Renault Twingo vemos que la diferencia de precios se reduce hasta casi igualarse, mientras que si lo comparamos con vehículos más pesados como pueden ser los camiones el ahorro puede ser más del 50 %.
Para acabar de hablar del precio debemos mencionar que, a pesar de que ya lleva unos años aplicándose, el retrofit todavía se encuentra en fase embrionaria en nuestro país. Los expertos auguran que en 2035 el retrofit se habrá convertido en una opción mucho más popular y asequible, ya que la necesidad de tests se habrá reducido sustancialmente y, además, por aquel entonces la producción de piezas debería ser algo mucho más común y, por tanto, económico.
Las ventajas e inconvenientes que aporta un vehículo retrofit
Ahora que conocemos en detalle el proceso del retrofitting y sus costes, es momento de centrarnos en qué podemos esperar como usuarios de este tipo de tecnología.
El ahorro, el beneficio más claro
El ahorro del retrofit se nota en dos etapas o momentos clave. El primero, tal y como acabamos de ver, es el momento de la compra vs transformación, ya que el coste del segundo suele ser bastante inferior al de comprarlo nuevo o de ocasión. A ello hay que sumar la posibilidad de vender las piezas motoras extraídas. Si están en buen estado o son piezas buscadas podremos obtener por ellas algunos euros extra que rebajen un poco el coste de transformación.
El segundo gran ahorro viene a la hora de usarlo, ya que -todavía- la electricidad es mucho más barata que la gasolina o el diésel y, por otro lado, los vehículos retrofitting siempre son mucho más sencillos y económicos de mantener que su antecesor 1.0 u otros vehículos de combustión. Al contar con muchas menos piezas las posibilidades de avería se reducen drásticamente, lo que a la larga supone un interesante ahorro.
El cuidado al medioambiente, otro gran pro para el planeta…y nuestro bolsillo
Al tener cero emisiones, los coches eléctricos no contaminan (o lo hacen mucho menos), algo importantísimo para cuidar nuestro planeta. Pero la cosa no termina ahí. Hay estudios que han comparado las emisiones producidas en todo el ciclo de vida de diferentes tipos de vehículos y el retrofit ha resultado ser la opción menos contaminante por delante de la compra de un vehículo nuevo (de cualquier tipo) o la adquisición de vehículos diésel de segunda mano. Y aquí solo hablamos del CO2 emitido, ya que si hablamos de residuos generados el retrofitting sigue en cabeza como el menos derrochador.

Además de una menor contaminación, cualquier vehículo recibe la etiqueta CERO al electrificarse, lo que le permite disfrutar de los beneficios que tanto España como Europa brinda a la conducción sostenible. Aquí hablamos de las cada vez más populares ZBE, el poder estacionar gratis o con descuentos en zonas de aparcamiento regulado, bonificaciones en peajes, posibles exenciones o ventajas fiscales de tener un coche eléctrico o el uso de carriles BUS-VAO en ciertas zonas.
Dar una segunda vida a algo importante
Por último queda hablar de la nostalgia y conservación, algo que también tiene mucha relación con la sostenibilidad y la eficiencia. El retrofit es casi la única forma de poder conservar un viejo vehículo y poder seguir usándolo. Quizá lo queramos mantener porque es un recuerdo heredado de alguien importante, porque esté cargado de recuerdos o simplemente porque nos encanta y no queremos desprendernos de él. Sea cual sea el motivo, darle una segunda vida a un producto así es apoyar a la economía circular.
Los tiempos, un punto a tener muy en cuenta
Convertir un coche de combustión en eléctrico lleva su tiempo. Sí que es cierto que con kits prediseñados se puede adelantar mucho y situar el trabajo en unas 8 horas. Sin embargo, los kits disponibles todavía son pocos en comparación a la infinidad de modelos de coche que existen, por lo que en la mayoría de casos las transformaciones tienen que hacerse a medida, lo que conlleva mucho ensayo y error. Por esto, es fácil que una adaptación pueda demorarse varias semanas. Una realidad que debería ir cambiando con el tiempo.
Aquí también hemos de hablar de la burocracia. Recibir el ok a homologaciones y validaciones puede suponer tiempo y esfuerzos que se deben valorar.
La autonomía, la cara B de los eléctricos y también del retrofit
Tras años de avances en el sector, ya podemos encontrar en el mercado varios modelos eléctricos con una autonomía capaz de sobrepasar los 800 kilómetros. Sin embargo, la media de nuestro parque automovilístico se sitúa entre los 200 y los 600 km, una cifra que para muchos sigue pareciendo baja, especialmente si consideramos el déficit de puntos de carga que existen en España.
En este aspecto, y debido a un tema técnico, el retrofit no es la solución. Como hemos visto al hablar del proceso de transformación, el nuevo sistema debe adaptarse a las características del coche, lo que entre otras cosas significa respetar pesos y distribuciones de carga. Esto se traduce en que los vehículos pequeños permiten menos baterías y, en ocasiones, de menor potencia, lo que es igual a menos autonomía. Para ponerlo en claro, un coche pequeño puede alcanzar una autonomía de entre 130-150 km.
Por lo general, a mayor tamaño, mayor posibilidad de autonomía. Los coches medianos tienen una autonomía media de 250 km, mientras que los vehículos grandes como furgonetas pueden llegar hasta los 500 km de autonomía.
¿Realmente vale la pena electrificar mi vehículo con el retrofit?
El retrofit avanza con fuerza y aspira a convertirse en una alternativa real en unos años. Eso significa que todavía quedan muchos pasos por dar en todos los sentidos. ¿Vale la pena lanzarse ya? La respuesta, como siempre, depende de varios factores como si para nosotros una gran autonomía es esencial, si necesitamos ya el vehículo o si simplemente estamos dispuestos a embarcarnos en esta aventura. Si es tu caso y necesitas un empujón a nivel financiero, en Cofidis te podemos ayudar. Con un préstamo personal podrás obtener el dinero que te falta para convertir tu coche en eléctrico… o adquirir un modelo nuevo. Tú eliges.
En la actualidad el retrofit se está aplicando a vehículos que, por un motivo u otro, se quieren conservar y además utilizar. Es el caso del antiguo coche del abuelo o los viejos todoterrenos utilizados en segundas residencias, los cuales suelen tener prestaciones difíciles de encontrar en el mercado actual.
Las empresas también pueden hallar una gran ventaja (y ahorro) si disponen de una flota de vehículos propia, especialmente de furgonetas y camiones. El coste de electrificación es mucho menor que adquirir un nuevo modelo y, además, al ser de gran tamaño, pueden contar con una mayor autonomía.
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