Limpiadores, detergentes, quitagrasas, suavizantes, desincrustantes, ambientadores, friegaplatos… Desde hace ya unas décadas, el sector de la limpieza doméstica parece un universo en constante expansión y, todo sea dicho, cada vez más caro. Bajo la excusa de nuevas fórmulas más efectivas, el coste de estos productos supone un mordisco cada vez mayor al presupuesto familiar. La buena noticia es que ahorrar en productos de limpieza es verdaderamente fácil, ya que pueden emplearse soluciones de toda la vida que no solo son más baratas, sino también más eficaces que algunos productos industriales.
Pequeños trucos y consejos para ahorrar en productos de limpieza
No lo decíamos por decir: sustituir algunos productos de limpieza es sencillísimo. Solo se necesitan unos pocos ingredientes que seguramente ya tengas por casa (quizá olvidados) o, en el peor de los casos, los encontrarás en cualquier supermercado y te costarán muy poco dinero. Los principales son:
Ingrediente |
Coste |
Vinagre blanco de limpieza |
menos de 1 €/litro |
Bicarbonato |
menos de 2 €/litro |
Jabón natural |
a partir de 12 €/kilo |
Cítricos (limón/naranja…) |
menos de 5 €/kilo |
Agua |
– |
Como ahora veremos, solo con esto ya podemos sustituir a un montón de productos de limpieza, pero existen algunas soluciones específicas que requieren del uso de más ingredientes. Pero no te preocupes, estos tampoco son difíciles de encontrar, como puede ser el caso del aceite de oliva, las hierbas aromáticas o los aceites esenciales.
Fabricando nuestros propios limpiadores caseros
Los limpiadores son, probablemente, la familia de productos de limpieza más extensa que existe. Los hay para diferentes tipos de suelos, para muebles, para cristales, para textiles, para el baño… Solo hace falta echar un vistazo a la colección de productos de cualquier casa para encontrar varios. Veámos cómo sustituir a algunos de los más comunes:
Un limpiador multiusos que se hace en segundos
El más común de los comunes, pero con un coste de algo más de dos euros el litro si hablamos de marcas blancas y más de cuatro si elegimos primeras marcas. Sin embargo, su solución alternativa tiene un coste de 0,50 céntimos el litro a lo sumo. ¿Cómo hacerlo? Simplemente hay que mezclar una cantidad de agua con otra igual de vinagre de limpieza. Por poner un ejemplo, medio litro de agua con medio litro de vinagre.
Esta combinación resulta excelente para limpiar superficies no porosas como pueden ser encimeras, cristales, baños e incluso suelos o paredes embaldosadas. Es importante usar vinagre de limpieza, ya que los de cocina no ofrecerán el mismo resultado y, además, el resultado tendrá una fuerte olor a vinagre, lo cual no será agradable.
Si queremos que el limpiador tenga perfume solo debemos incorporar a la mezcla un poco de ralladura de limón o algún aceite esencial que te guste. Para una aplicación óptima, el resultado final debe añadirse a un bote con pulverizador, el cual puede ser reciclado de otro producto de limpieza o bien comprarse en cualquier bazar o tienda especializada.
Un fregasuelos tremendamente versátil
Fregasuelos hay muchos, pero ninguno barato para la labor que desempeñan. Los más sencillos y de marca blanca tienen un precio de entre un euro o dos, los de marcas menos conocidas como Asevi suben un poquito más, situándose entre los dos y tres euros, mientras que las primeras marcas tienen un coste aproximado de 4 €, aunque suelen tener algo más de cantidad.
A la hora de ahorrar en fregasuelos lo más eficaz y económico es utilizar agua caliente como base para añadir un chorrito de vinagre de limpieza, mezclarlo todo bien y utilizarlo junto al mocho para fregar. Eso sí, es importante saber que esta mezcla no puede utilizarse sobre suelos de piedra natural ni mármol.
Si necesitamos limpiar este tipo de suelos o simplemente buscamos una alternativa la opción a utilizar es el jabón natural, el cual debe sustituir al vinagre en la mezcla. Tampoco vale cualquier jabón, ya que en este tipo de suelos tan delicados es importante asegurarnos de que el jabón sea neutro para evitar cualquier daño.
Un limpiacristales que se adapta fácilmente a tus necesidades
Los cristales se ensucian con mirarlos. Y a veces, dependiendo del tipo de mancha, es probable que puedan hasta sacarnos de quicio. Para hacerlas desaparecer no hace falta ir al súper a por ningún producto, ya que existen todo tipo de remedios caseros para hacer que los cristales luzcan transparentes.
La primera receta -y más básica- es mezclar en una taza una mitad de agua con otra mitad de vinagre blanco de limpieza. Si el agua está tibia, mejor, pero no es algo indispensable. A esto se le puede añadir una o dos gotas de jabón para darle un extra de limpieza y aroma. ¿Qué tipo de jabón? No hace falta complicarse mucho, un poco de detergente de la ropa o líquido friegaplatos te pueden servir. Se añade todo a un bote pulverizador como el que usan los limpiacristales y listo.
Si necesitas desinfectar los cristales puedes añadir a la combinación agua y vinagre una cantidad igual de alcohol, es decir un tercio de taza de cada uno de los ingredientes. Si necesitas combatir restos de grasa, cambiar el alcohol por limón te ayudará. Y si tienes manchas persistentes puedes probar a frotar la parte interior de una patata o cebolla por aquellas que estén pegadas y volver a limpiar tras dejar actuar unos minutos.
Por último, hablemos de los trapos. Todos los anuncios de la tele nos presentan las bayetas de microfibras como la mejor opción. Y aunque puede que lo sean, también son bastante caras. Existe una alternativa igual de eficaz y mucho más barata: el papel de periódico. Solo hace falta coger una o dos hojas de las muchas que trae un ejemplar para repasar las ventanas y dejarlas perfectas.
El sustituto perfecto para el limpiador de horno y parrillas
El horno es importantísimo para muchos amantes de la cocina y también para aquellos a los que no les gusta complicarse. Y es que en él puedes guisar pescados y carnes o simplemente poner una pizza o lasaña ultracongelada a punto. Su mantenimiento tampoco es complicado, ya que basta con hacer una limpieza periódica a fondo entre cada dos y seis meses, en función del uso que le demos. Para hacerlo, lo más habitual es utilizar los limpiadores del horno tradicionales, los cuales pueden costar 6 € fácilmente y están llenos de químicos.
La alternativa para este tipo de productos es utilizar la pasta de bicarbonato, la cual se obtiene al mezclar dos o tres cucharadas de bicarbonato con media cucharadita de agua, lo que hará que el polvo compacte y se convierta en una especie de barro. Con esto conseguido solo debemos añadir un poco de agua tibia y, opcionalmente, un chorrito de vinagre. La idea es no licuarlo mucho, ya que queremos que quede en un formato de pseudopasta o pomada arenosa, la cual se debe aplicar por el interior del horno y bandejas. Si ves que se agua, añade más bicarbonato.
Para conseguir los mejores resultados es recomendable dejar actuar un mínimo de cuatro horas, aunque si pueden ser ocho o doce mejor. Una vez seco, simplemente hay que retirar los restos y repasar con un paño ligeramente húmedo.
Un limpiamuebles 100 % natural
Para dejar los muebles relucientes y darles el cuidado necesario se suele usar un limpiamuebles del supermercado, un producto que no vale menos de 2 €, aunque en la mayoría de casos se sitúa por encima de los 5 €. Para sustituir este producto con una solución natural y libre de químicos no hace falta más que mezclar aceite de oliva con vinagre de limpieza.
Aquí juega un papel clave la proporción, ya que tienen que ser de tres partes de aceite por una de vinagre. También es necesario que esté bien mezclado a la hora de utilizarse, por lo que debe agitarse bien. Con la mezcla bien integrada, solo hace falta aplicarlo con la ayuda de un paño suave. Esta solución casera no solo limpia, sino que también hidrata y abrillanta la madera sin usar ninguna silicona o químico.
Un recambio para los productos de limpieza profunda
Muy al contrario de lo que se pueda pensar, para conseguir limpiar cierta suciedad o conseguir cierto tipo de resultado no es esencial usar químicos. De hecho, con los mismos ingredientes base que hemos visto, también podemos ahorrar en productos de limpieza más específicos como los antical o los desinfectantes. Aprendamos a sustituirlos:
El líquido antical, el producto más fácil de sustituir
Para lograr su poder, los antical del mercado utilizan poderosos ácidos, los cuales no son muy beneficiosos ni para las personas ni para el planeta. Bueno, para ser sinceros, tampoco son lo mejor para nuestro bolsillo, ya que los botes de menos de un litro se sitúan entre los cuatro y cinco euros.
Cambiar todo esto es extremadamente sencillo. Solo hace falta sustituir el líquido antical por vinagre de limpieza puro para conseguir el mismo efecto a un coste muchísimo menor. Todo es gracias al ácido acético presente en el vinagre, el cual reacciona con los depósitos de cal hasta disolverlos. Como ayuda, se puede aplicar con algún tipo de esponja ligeramente abrasiva como, por ejemplo, una esponja de fregar suave y nueva.
Un desinfectante que sí vale más de lo que cuesta
Si se busca una limpieza profunda es necesario hablar de desinfectantes. Estos productos son eficaces, de acción rápida y fáciles de usar. Pero son peligrosos si se mezclan con otras soluciones de limpieza, además de que no tienen un impacto muy positivo para el planeta. Para acabarlo de redondear su precio tampoco es bajo, unos tres euros.
La solución pasa por utilizar nuestro producto estrella, el vinagre de limpieza, mezclado con alcohol. ¿Qué alcohol? Puede usarse cualquiera, aunque los de concentración al 70 % han demostrado ser los que mayor poder desinfectante tienen al ser los que más tiempo permanecen sobre la superficie y, por tanto, ejercen una mayor acción bactericida. A las propiedades del alcohol, por supuesto, deben sumarse las del vinagre, que como ya hemos visto tiene múltiples capacidades de limpieza.
Un desatascador que no vale un dineral
Las obstrucciones o atascos en las cañerías son una fuente de problemas que conviene solventar rápidamente. Los anuncios nos han enseñado que la forma más rápida y eficaz de hacerlo es mediante los líquidos desatascadores químicos, los cuales tienen un coste superior a 7 € en la mayoría de los casos. Más allá del daño que causan el medio y el riesgo que suponen para la salud, su “magia” suele estar basada en compuestos químicos que emplean productos tan corrosivos como la sosa cáustica o el ácido sulfúrico, lo que daña también cañerías y en la mayoría de los casos no llega a resolver el problema de raíz.
Para sustituir a estos productos de limpieza tan nocivos y, de paso, ahorrar unos euros, necesitamos bicarbonato, vinagre y agua hirviendo. No es necesario mezclarlos, sino simplemente aplicarlos en el siguiente orden:
- Añade una cucharada de bicarbonato
- Añade un chorro de vinagre
- Deja actuar unas horas
- Enjuaga todo con agua hirviendo
Este método natural y cero perjudicial para la salud utiliza el poder combinado del bicarbonato con el vinagre, el cual descompone la grasa y los residuos orgánicos.
Adiós a gastar en suavizante
Al poner la lavadora, la mayoría de españoles confían en la pareja de siempre: detergente y suavizante. Y es que en el imaginario popular el primero se encarga de lavar, mientras el segundo suaviza y perfuma. Este extra de suavidad y aroma, sin embargo, tiene un coste. En concreto, alrededor de 1,5 € en el caso de los suavizantes de marca blanca y entre 3,5 € y 7 € para las primeras marcas. Esta cifra, que puede percibirse baja, no lo es tanto si hacemos el sumatorio a final de año, especialmente si en casa hay niños o se ponen muchas lavadoras.
Además, hay algo más que debemos saber acerca del suavizante. Y es que sí, la tele ya se ha encargado de mostrarnos que aporta fragancia y facilita el planchado, pero lo que no se dice es que es perjudicial para ciertos tipos de tejido como la lana, la seda, las telas impermeables y el elastano que tanto usan las prendas de Shein, así como reduce la absorción de ciertas prendas como la ropa deportiva, la ropa o telas que usan microfibras y las toallas. De hecho, quizá te hayas preguntado alguna vez por qué las toallas viejas ya no secan tan bien.
A todo ello hay que añadir que puede causar alergias e irritaciones en la piel, en exceso o a copia de muchos usos puede estropear algunas piezas de la lavadora y, por último pero no menos importante, la cantidad de químicos y componentes no biodegradables que contienen son tremendamente perjudiciales para los ecosistemas acuáticos.
¿Cuál es la alternativa al suavizante? ¡No lo vas a creer! Es el vinagre de limpieza. Basta con echar un pequeño chorrito en la caja del suavizante y poner el programa de siempre para obtener un resultado impecable. Y por si te lo estás preguntando, al salir tu ropa no tendrá ni un matiz a vinagre. De hecho olerá bien gracias al perfume que ya lleva el detergente normal.
El vinagre, evidentemente, tiene pros y contras que debemos conocer:
✅ Es bueno eliminando los restos de detergente, lo que deja los tejidos más limpios y suaves
✅ Contribuye a eliminar malos olores como la sudor o humedad de una forma natural, sin enmascarar
✅ Al no tener químicos no causa alergias y es apto para todo tipo de pieles, incluso sensibles
✅ Es capaz de disolver restos de cal, así como de jabón o suavizante seco, lo que protege a la lavadora
✅ Es biodegradable y no usa productos tóxicos para el medioambiente
❌ No perfuma la ropa, aunque su aroma neutro es agradable.
❌ A la larga puede dañar las capacidades de ropa impermeable o técnica
❌ No debe usarse mucha cantidad. Debe actuar muy diluido o de lo contrario, a la larga, podría dañar las gomas de la lavadora
Ambientadores con aromas únicos…y personales
A la hora de dar ambiente a su casa, son muchos los españoles que se decantan por el uso de ambientadores, algo que también pasa en los comercios, por cierto. En el lineal se pueden encontrar todo tipo de opciones: sprays y pulverizadores, difusores eléctricos, aceites esenciales, velas, saquitos, etc. Pero a pesar de ser muy diferentes, sí que tienen dos características comunes: suelen terminarse rápido y no son baratos. Los sprays, por ejemplo, parten desde 1,5 € los más básicos para llegar hasta los 8 €. En el caso de los eléctricos es aún peor, ya que su coste no baja de los 20 € para situarse hasta en 80 € si hablamos de kits iniciales o packs.
Para hacer que nuestra casa siga oliendo igual de bien (o mejor) sin gastar un dineral la solución son los aromatizantes caseros. Una solución de toda la vida que, gracias al paso de los años, ha ido evolucionando hasta tener un catálogo de opciones enorme que puedes encontrar por diversas webs y tutoriales. Además aquí no hay nada escrito, por lo que puedes crear tus propios aromatizantes usando tus ingredientes favoritos.
Por si no sabes por dónde empezar, veamos algunas recetas sencillas por las que empezar:
Aromatizador fresco y cítrico
Coloca la cáscara de un limón o una naranja junto a una rama de romero en un cazo. Vierte una cucharadita de bicarbonato de sodio y añade una taza de agua caliente. Tras dejarlo reposar y filtrarlo puedes colocarlo en frasquitos por las esquinas o usarlo pulverizado con un bote de spray.
Ambientador líquido
Introduce en un pote alguna hierba aromática como la menta o la lavanda con una cáscara de un cítrico y cúbrelo todo en vinagre blanco para dejarlo macerar durante unos cinco días. Cuela el resultado y emplea el líquido con un difusor para que se despierten los aromas más suaves.
Aromatizador para textiles del hogar
Mezcla una cáscara seca y rallada del cítrico que más te guste con media taza de bicarbonato de sodio. Puedes darle un toque especial con una cucharada de canela. Puedes meter la mezcla en bolsitas de tela y situarlas por la casa o, si lo prefieres, puedes verterlo sobre alfombras, sofás o cortinas, sin frotar, y retíralo con una aspiradora pasados 30 minutos para dejar un aroma singularmente fresco.
Como ves, los ingredientes son muy baratos y el proceso muy sencillo. Si quieres añadir nuevos matices y practicar nuevas creaciones puedes añadir aceites esenciales, los cuales permiten amplificar el espectro de aromas y posibilidades por muy poco dinero.
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