Es normal que te surjan dudas sobre las diferencias entre divorcio y separación: aunque ambos implican dejar de vivir en pareja, cada vía tiene su proceso con sus propias consecuencias. A continuación, vamos a aclarar sus matices y procedimientos para que puedas compararlos y saber que te conviene más según tu caso.
Diferencias entre divorcio y separación en España
¿Separarse? ¿Divorciarse? Es posible que hayas visto situaciones en las que ambos términos se alternan como si fueran sinónimos. Si bien a simple vista parece que no hay problema, desde el punto de vista legal, sí.
Tanto si vas a tomar una decisión sobre este tema o quieres conocer mejor el tipo de acuerdo al que ha llegado una pareja conocida, vamos a contarte las características de ambos términos.
¿Qué es la separación matrimonial?
Se trata de una situación en la que dejas de vivir con tu pareja, pero se mantiene el vínculo matrimonial. Esto significa que seguirás legalmente con tu pareja, pero sin vivir juntos o hacer vida en común, algo así como una “pausa” en el matrimonio.
Existen dos formas de separación principales: la separación de hecho y la separación legal o judicial. Aunque ambas implican dejar de vivir juntos, se diferencian en el grado de formalidad y sus efectos legales.
Separación de hechos
Se considera que has hecho este tipo de separación cuando tú y tu pareja decidís por acuerdo mutuo o incluso unilateralmente, dejar de convivir sin acudir a ningún procedimiento legal.
Es un tipo de separación que se puede considerar como “informal”, en la que simplemente cada uno hace su vida por separado. No requiere trámites judiciales ni notariales: basta con que uno de los dos se vaya del domicilio común o cese la vida en pareja.
Piensa en que este tipo de separación no se reconoce a nivel legal. Aunque estéis viviendo separados, a efectos jurídicos seguís casados con todos los derechos y deberes que conlleva el matrimonio como la organización de las finanzas en pareja o la gestión de los hijos en caso de tenerlos.
Ejemplo de separación de hecho
Imagina que tu pareja y tú estáis atravesando una crisis y decidís “daros un tiempo”. Sin iniciar ningún proceso legal, uno de vosotros se muda temporalmente a casa de un familiar.
Durante este período cada uno vive por su lado: repartís gastos de la casa y os turnáis para ver a los niños. Legalmente, seguís casados y podéis prolongar la situación el tiempo que sea necesario.
Si después de unos meses decidís reconciliaros, simplemente volvéis a convivir y aquí no ha pasado nada en términos legales. Pero si la cosa no mejora, es posible que os planteéis dar un paso más formal, como la separación legal.
Separación legal o judicial
Hablamos de este tipo de separación cuando el hecho de desvincularse de tu pareja se formaliza mediante un procedimiento legal ante un juez, un letrado de la Administración de Justicia o un notario autorizado. A continuación, vamos a ver sus puntos clave:
- Requisitos para la solicitud: para poder hacerlo deben haber transcurrido al menos tres meses de matrimonio para presentar la demanda de separación. Este plazo no es necesario si existe una causa grave, como riesgo para la vida, integridad física, libertad o integridad moral de uno de los cónyuges o de los hijos.
- Trámite de la separación: se puede hacer por mutuo acuerdo o de forma contenciosa. Si no tienes hijos menores de por medio, no es estrictamente necesario pasar por un juicio. En cambio, si tienes hijos menores no emancipados o hijos mayores con la capacidad modificada judicialmente bajo tu cuidado, entonces la separación debe ser aprobada judicialmente sí o sí para que un juez vele por los intereses de los menores.
- Condiciones de la separación: tras la sentencia, seguirás estando casado/a, aunque con efectos jurídicos modificados. Ya no existe obligación de vivir juntos y se revocan poderes y consentimientos que hubieras otorgado a tu cónyuge, como el poder para manejar tus cuentas, por ejemplo.
Además, en la separación legal se establecerán medidas sobre la custodia de los hijos, el régimen de visitas, la pensión alimenticia y el uso de la vivienda familiar. Aunque existen diferencias entre divorcio y separación, estas características legales son compartidas entre ambas.
Ejemplo de separación legal
Supongamos que después de pensarlo mucho, decides junto con tu cónyuge separaros legalmente. Quizá no quieres romper el matrimonio por si más adelante hubiera posibilidad de volver juntos o quizá por convicciones religiosas.
Esta vía requerirá presentar una demanda de separación adjuntando las condiciones que deberá aprobar el juez, donde se fijan con quién se quedan los niños, qué pensión mensual pasará de uno al otro y quién se queda en la casa familiar.
A partir de ese momento ambos miembros estarán oficialmente separados: tienen vidas separadas sin el vínculo legal del matrimonio. Si más adelante os reconciliáis, bastará con informar al juzgado de que retomáis la convivencia para dejar sin efecto la separación. En cambio, si finalmente decides que la ruptura es definitiva, puedes disolver el vínculo a través del divorcio.
¿En qué consiste el divorcio?
Optar por este paso significa disolver definitivamente el vínculo matrimonial: dejarás de estar casado con tu pareja, por lo que tu estado civil pasará de ser “Casado/a” a “Divorciado/a o Soltero/a” y podrás volver a casarte sin problema en el futuro. Este cambio de estado civil es una de las principales diferencias entre divorcio y separación.
Se trata de una situación con más complejidad que la separación, por lo que vamos a desarrollar los elementos necesarios, los procedimientos y las consecuencias de este cambio en la vida en pareja.
Requisitos para divorciarse
Para el divorcio no tendrás que demostrar ningún motivo específico. Aunque se exige que hayan pasado al menos tres meses desde la boda para poder solicitarlo, excepto en circunstancias excepcionales de riesgo o maltrato.
De hecho, la ley establece que basta con que uno de los miembros quiera el divorcio para que el juez no pueda denegarlo: si uno de los cónyuges lo pide, el matrimonio se disolverá.
Procedimiento de divorcio
En cuanto al procedimiento de divorcio, es muy similar al de separación legal. Puede ser de mutuo acuerdo (ambos cónyuges presentáis conjuntamente una propuesta de convenio regulador) o divorcio contencioso (cuando no hay acuerdo y uno demanda al otro para que un juez decida).
Si no tenéis hijos menores o dependientes con capacidad modificada, también os podéis divorciaros ante notario o letrado de la Administración de Justicia, firmando una escritura pública de divorcio por consentimiento mutuo. En cambio, con hijos menores, el divorcio debe ser ratificado por un juez para asegurar la protección de los niños.
Efectos del divorcio
En cuanto a las relaciones parentales y económicas son muy parecidas a la separación, aunque con algunas diferencias. Vamos a repasar algunas de las principales consecuencias del divorcio:
- Se disuelve el vínculo matrimonial: esto significa que legalmente no estás vinculado a tu pareja. Por lo que recuperarás el estado civil de “soltero/a” y te podrás volver a casar con otras personas (incluso con tu expareja).
- Se disuelve el régimen económico: si el acuerdo matrimonial estipulaba que vuestros ingresos se combinaban por igual, se extingue desde la fecha de la sentencia. A partir de ahí, cada miembro deberá emprender por su cuenta los pasos financieros tras el divorcio y recuperarse individualmente.
Por lo general, junto al divorcio se procede a la liquidación de los bienes comunes si ambos lo solicitáis o más adelante por vía judicial si no se hizo en el momento.
- Terminan los derechos sucesorios: tras el divorcio, tu ya expareja no tendrá derechos de herencia legítima sobre tu patrimonio, como alquileres de plazas de garaje o pisos. Eso sí, cabe la posibilidad que en ciertas situaciones, puedas llegar a cobrar la pensión de viudedad si tu expareja fallece.
- Se establecen medidas con los hijos: se atribuye la custodia de los menores, el régimen de visitas para el progenitor no custodio e incluso la pensión alimenticia que corresponda para los hijos. También puedes pactar en incluir una pensión compensatoria en caso de que tras la ruptura se genere un desequilibrio económico en alguno de los miembros de la pareja.
- Otras condiciones: acuerdos sobre posibles mascotas, animales de compañía o reparto de deudas se recogen en el convenio regulador.
¿Separación o divorcio: cuál elegir?
Es posible que pese a conocer las diferencias entre divorcio y separación, aún no tengas claro qué tipo de vía elegir en tu caso. En los siguientes apartados, vamos a plantear en qué escenarios optar por uno u otro.
Cuándo optar por la separación
Una de las situaciones más comunes por las que se elige esta vía es porque existe la posibilidad de reconciliación. Si crees que existe una posibilidad real de volver juntos, la separación legal ofrece una especie de “fase de prueba” sin romper el matrimonio definitivamente.
Te permitirá retomar la relación sin necesidad de casarte de nuevo, simplemente comunicando la reconciliación al juzgado. Si durante el tiempo antes de la reconciliación necesitas apoyo económico, una opción a tener en cuenta es pedir un préstamo: podrás centrarte en solucionar la crisis de pareja sin estar tan pendiente de hacer cuentas.
Si por motivos religiosos o morales prefieres no divorciarte, la separación te permite vivir por separado sin contravenir esas creencias. Un caso real frecuente es el de matrimonios católicos muy creyentes que no contemplan el divorcio. Con la separación, estas parejas pueden regular su situación en lo civil, pero a ojos de la Iglesia siguen casadas y de este modo satisfacen ambos aspectos.
Además, aunque tras la separación se pierdan o suspendan muchos derechos conyugales, se mantiene alguno que podría interesar conservar. Algunas parejas mayores que se llevan bien, pero no conviven, optan por separarse y no divorciarse para mantener la cobertura de ciertos seguros o pensiones
Cuándo optar por el divorcio
Si tienes claro que la relación matrimonial no tiene vuelta atrás, lo más práctico en este caso es divorciarse directamente. El divorcio te permitirá a ti y a tu pareja rehacer vuestras vidas sin ningún vínculo legal. Por ejemplo, si creéis que la relación no va a ir más allá y lleváis mucho tiempo queriendo ser independientes, el divorcio formaliza esa realidad de forma definitiva.
Un punto a favor del divorcio es agilizar trámites. Si tienes claro que vas a optar por una ruptura definitiva, puede ser más eficiente ir directamente al divorcio en lugar de pasar por una separación previa. Así evitas dos procesos judiciales con el consiguiente doble gasto de tiempo y dinero.
Aunque existen diferencias entre divorcio y separación, los costes de ambos trámites son parecidos y dependerán de la complejidad de la situación:
Los casos de mutuo acuerdo y sin hijos pueden oscilar entre 350 € y 500 €, mientras que en situaciones contenciosas con hijos y bienes de por medio pueden ascender entre los 2.000 € y 5.000 €. Consulta antes con un profesional de derecho para obtener un presupuesto acorde a tu caso.
Si en un futuro tienes claro que te volverás a casar o querrás hacerlo, tendrás que divorciarte si o si antes, ya que legalmente no está permitido volver a casarte si tu estado civil no es “soltero/a”. Un ejemplo común consiste en personas que tras años de separación conocen a alguien y deciden casarse. En ese momento deberán tramitar el divorcio que quizá dejaron pendiente.
Terminar un vínculo con la pareja no siempre es fácil, menos aún si hay muchas formas legales y administrativas de hacerlo. Al conocer las diferencias entre divorcio y separación podrás elegir la mejor vía que mejor se adapte a tu situación. Si este artículo sobre la gestión de tu dinero te ha servido de ayuda no dudes en consultar el resto de contenidos de nuestro blog. ¡Nos vemos ahí!