Desde que se aprobó la norma en diciembre de 2021, el número de trabajadores afiliados a la Seguridad Social con este tipo de contrato se ha duplicado. Ha habido mucho ruido al respecto de cómo debían de contabilizarse, pero resulta más interesante saber qué sectores y en qué ocasiones se utilizan más.
Por ejemplo, los sectores de hostelería, turismo y educación copan los primeros puestos, pero todo depende de la época del año. Según los datos de la Seguridad Social, en el verano de 2022 la mitad de los fijos discontinuos estaban empleados en actividades vinculadas al turismo.
Sin embargo, a partir de noviembre, muchos fijos discontinuos empleados en el sector del alojamiento o en restauración entraron en la inactividad; y además subieron los contratos en el sector educativo, que estuvieron inactivos durante el verano, y vuelven a trabajar con la vuelta de los colegios.
En diciembre la educación era la actividad con más fijos discontinuos de toda la economía: el 18% de todos los afiliados con este tipo de contrato.
¿Qué es exactamente un contrato de fijo discontinuo?
Un contrato fijo discontinuo es un contrato indefinido que se utiliza cuando la persona trabaja solo en algunos periodos del año, pero siempre en la misma empresa. Está pensado para reducir la temporalidad en trabajos que dependen mucho de la estacionalidad.
Se diferencian de un contrato fijo periódico en que la empresa necesita al trabajador para tareas intermitentes, pero estables. La empresa no puede darle trabajo durante todo el año de forma continuada, pero sí en periodos de tiempo recurrentes (de temporada) e intermitentes durante cada año.
Al tratarse de empleados fijos la empresa dispone de una bolsa de trabajo de la que tirar cuando los necesite y puede ofrecer los contratos fijos discontinuos tanto en jornada completa como en jornada parcial. Y como son empleados fijos su contrato es indefinido y no temporal (sin fecha de finalización) aunque no cobren ni coticen cuando no sean necesarios.
Eso sí, un contrato fijo discontinuo permite al trabajador emplearse en otro sitio, con otro contrato o cobrar el paro durante el periodo de inactividad.
Características de un contrato fijo discontinuo
El contrato fijo discontinuo se explica de forma muy sencilla: es un contrato fijo con llamamientos sucesivos. El contrato se interrumpe cuando cae la actividad, pero no se termina la relación, pues el trabajador vuelve a la bolsa de empleo de la empresa y puede cobrar el paro si le corresponde o trabajar en otra actividad mientras tanto.
Para la empresa tiene la ventaja de poder recurrir a empleados que saben realizar la tarea durante los periodos que los necesita. A cambio, se compromete a mantener una bolsa de trabajo y recurrir a ella siempre que la necesite.
En el contrato debe aparecer la forma y el orden en el que se va a realizar el llamamiento para volver al puesto o en el convenio colectivo por el que se rija la actividad.
- Si el trabajador no acudiera al llamamiento, sería un desistimiento voluntario (como si se fuera voluntariamente).
- Si la empresa no realiza el llamamiento cuando corresponde, la persona contratada puede demandarla por despido improcedente y le ampararían todos los derechos de los contratos indefinidos.
¿Cuántos trabajadores tienen un contrato fijo discontinuo?
Los datos de la Seguridad Social a noviembre de 2022 indican que había registrados 879.835,3 de contratos fijos discontinuos (el 7,3% del total de indefinidos).
Entre enero y noviembre de 2022 se realizaron 2.141.650 contratos nuevos indefinidos de tipo fijo discontinuo (el 11,1% del total de las nuevas contrataciones).
¿Dónde está el problema de los fijos discontinuos?
La polémica de los contratos fijos discontinuos ha sido la forma de contabilizarlos desde la administración. Un trabajador con contrato fijo discontinuo en periodo de inactividad no consta como parado sino como demandante no ocupado.
De esta manera, los datos de personas en situación de desempleo teórico son muchas menos de las reales porque si tienen un contrato fijo discontinuo en periodo de inactividad aparecen como disfrutando de un contrato fijo cuando en realidad no están trabajando en absoluto.
Por lo tanto, gracias a la reforma laboral o a la interpretación de los contratos fijos discontinuos se habría reducido la temporalidad con mucha claridad en sectores como la construcción, actividades deportivas y de entretenimiento, el alojamiento, la educación o las empresas de trabajo temporal.
Sin embargo, no lo ha hecho en los sectores habitualmente nichos de la temporalidad como la sanidad y la administración pública, donde la temporalidad se mantiene igual que antes de que entrara en vigor la reforma. En el sector sanitario, más del 40% de los afiliados tienen contratos temporales y en la administración pública, el 30%.
En conclusión, un contrato fijo discontinuo protege más al trabajador y mejora las condiciones que tendría con un contrato temporal. Si el trabajo es cíclico o de temporada es más justo un contrato fijo discontinuo, pues un contrato temporal sería un empleo más ocasional, imprevisible, esporádico o coyuntural. Si siempre se contrata a la misma persona en épocas de trabajo habituales (temporadas de rebajas, por ejemplo) no sería razonable un contrato temporal.
Sin embargo, por mucho contrato fijo discontinuo que tenga, si no cobra a fin de mes porque no ha trabajado, en realidad está desempleado. Y eso es lo que ha generado polémica.
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