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Cómo enseñar finanzas a los adolescentes

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15min.
Cómo enseñar finanzas a los adolescentes

Ocho de cada diez jóvenes españoles de entre 12 y 17 años carecen de educación financiera, según una encuesta de la academia Alfio Bardolla. Esta carencia se refleja también en los resultados del informe PISA, donde solo el 5 % de los estudiantes alcanza el nivel más alto en competencias financieras. La falta de preparación dificulta que los jóvenes gestionen correctamente su dinero.

Enseñar finanzas a los adolescentes es clave para prepararles ante un mundo cada vez más digital y en el que el dinero juega un papel clave. Para ayudarte a ayudarles, aquí encontrarás estrategias concretas para enseñarles a ahorrar, presupuestar, entender qué es el crédito, evitar deudas y tomar decisiones económicas responsables. Acompañamos cada concepto con actividades, recursos, juegos y ejemplos reales para que el aprendizaje sea práctico, entretenido y adaptado a su lenguaje.

Gestionar el dinero sigue siendo una asignatura pendiente al enseñar finanzas a los adolescentes

Pese a que cada vez se habla más de economía en las noticias, las finanzas personales parece que siguen siendo un tema tabú o lejano para muchos jóvenes. La realidad es que la mayoría de adolescentes no sabe qué es la inflación, cómo funciona exactamente una tarjeta de crédito o por qué ahorrar debería ser un hábito en sus vidas.

Sin embargo, empezar a aprender conceptos financieros en la adolescencia tiene múltiples beneficios:

  • Fomenta la responsabilidad
  • Inculca principios como el ahorro
  • Previene el sobreendeudamiento
  • Enseña a planificar el futuro
  • Facilita la comprensión de productos y servicios financieros

Un recurso que ayuda a introducir estos conceptos es el libro de Sofía Macías, “Pequeño Cerdo Capitalista para jóvenes”, que traduce las finanzas al lenguaje adolescente con ejemplos cotidianos, listas de errores frecuentes y consejos prácticos.

Cómo hablar de dinero con adolescentes (sin que desconecten en el intento)

Como todo lo que tiene que ver con adolescentes, la teoría está muy bien, pero la práctica es otra cosa. Para que no pongan los ojos en blanco cuando les hables de dinero, un buen punto de partida puede ser familiarizarlos con los conceptos básicos del mundo financiero. Este miniglosario de términos bancarios explica de forma clara y sencilla lo que todos deberían saber antes de empezar a usar una cuenta o una tarjeta, y puede ayudarte a hacer la conversación mucho más accesible.

Un truco que funciona: juega con ellos al “Cashflow”. Es un juego de mesa que les introduce en conceptos como ingresos pasivos y decisiones financieras, sin necesidad de darles una charla.

También puedes probar con apps como MyValue: es perfecta para crear un presupuesto con ellos, por ejemplo, para su paga mensual. Así ven en directo qué pasa cuando se gasta más de lo que se tiene.

1. Cómo funciona el dinero (y por qué debería importarles)

El dinero es una herramienta que, bien gestionada, les puede acercar a unos objetivos; mal gestionado, puede convertirse en una fuente de estrés y problemas.

Ayúdales a ver el lado positivo primero: si aprenden a administrarlo, ahorrarlo o invertirlo bien, su dinero puede crecer con el tiempo, incluso sin necesidad de trabajar más. Explícales el interés compuesto como si se tratase de una bola de nieve que se agranda conforme avanza (el tiempo). Un recurso ideal para visualizar este y otros conceptos es el capítulo dedicado a la inversión de “Padre Rico, Padre Pobre para jóvenes” de Robert Kiyosaki.

Si dejamos la teoría de lado y vamos a la práctica, una buena manera de inculcar estos conceptos es relacionarlo con algo que deseen: por ejemplo, una PS5. Que calculen cuánto cuesta, cuánto podrían ahorrar al mes, y cuánto tardarían en conseguirla. No temas, pronto empezarán a cavilar maneras de maximizar su ahorro y reducir los tiempos, lo que será todo un logro en su educación financiera.

La gran diferencia entre tarjeta de débito y crédito

Muchos adolescentes creen que pagar con una tarjeta es simplemente “pasarla” y ya está, sin ser conscientes de si el dinero sale de nuestro bolsillo o si es prestado por el banco. Para que lo entiendan y fomentar sus buenos hábitos de consumo, es esencial que entiendan la diferencia entre tarjeta de débito y tarjeta de crédito.

Con el débito, el dinero sale directamente de la cuenta bancaria: si no hay fondos, no puedes pagar. Es como pagar en efectivo pero en formato digital. Con el crédito, en cambio, el banco te presta dinero que deberás devolver, generalmente con intereses si no lo pagas al mes siguiente. Para ayudarles a entender mejor cómo funciona este tipo de tarjeta y evitar errores comunes, puedes apoyarte en este artículo con curiosidades y datos clave sobre la tarjeta de crédito, ideal para despertar su interés y resolver dudas frecuentes.

“El crédito no es dinero ‘gratis’, sino un préstamo con condiciones.

Haz que comprendan el esfuerzo que hay detrás de cada euro

Por último, ayúdales a visualizar el valor del dinero en términos de esfuerzo. Si reciben una paga semanal o mensual, una buena forma de hacerlo es pedirles que calculen cuántas semanas de paga necesitarían para comprarse, por ejemplo, una camiseta de marca o unas zapatillas nuevas. Esto les ayudará a conectar directamente lo que quieren con lo que cuesta conseguirlo.

Más adelante, cuando sean mayores o tengan un trabajo de verano, puedes dar un paso más y asociar el precio de un producto a las horas que tendrían que trabajar para conseguirlo: “para comprarte ese videojuego de 60 €, tendrías que trabajar unas 5 horas en un trabajo que pague 12 € la hora”.

Cuando el dinero tiene un valor tangible en su mente, estarán mucho menos dispuestos a gastarlo sin pensar. Esta perspectiva les ayudará a desarrollar un consumo más consciente y responsable desde jóvenes.

2. La importancia del ahorro: el primer gran hábito financiero

Ahorrar no es algo innato, es un hábito. Uno muy aburrido o divertido si lo presentas bien. Aquí tienes algunas ideas:

  • Método de los sobres: propón dividir el dinero en tres apartados: uno para gastar, otro para ahorrar y otro para donar o invertir.
  • Ayuda a establecer metas de ahorro: “quieres comprarte un móvil nuevo”, ¿cuánto necesitas? ¿En cuánto tiempo lo quieres?” Así les enseñas a planificar.
  • Premia el ahorro: por ejemplo, si consiguen ahorrar una cantidad determinada, puedes ofrecerles un pequeño incentivo extra como recompensa. O si lo guardan durante un tiempo para un fin determinado, puedes añadir algún tipo de interés extra por tu parte para que se familiaricen con los productos de ahorro.

Extra: algunas apps como Goin permiten automatizar microahorros, lo que permite convertir el proceso en un hábito sin esfuerzo.

3. Enséñales a presupuestar: no es solo cosa de adultos

El presupuesto es la brújula de nuestras finanzas. Para que no lo vean como algo aburrido, conviértelo en un juego o en un reto adaptado a sus intereses. ¿Cómo? Veámoslo:

  • Presupuesto temático: cread juntos un presupuesto para algo que les motive, como una salida con amigos, un ordenador nuevo o unas vacaciones. Así verán que planificar no solo es útil, también les acerca a lo que desean.
  • Reto de la paga semanal: propón que gestionen su paga como si fuera su “sueldo”. Para ello, estableced juntos una meta de ahorro, unos gastos fijos (como recargas del móvil, snacks, etc.) y un margen para caprichos. Al final del mes, revisad cómo ha ido. Si ahorran más de lo previsto, ¡pueden ganarse una recompensa extra!
  • Apps que lo hacen más fácil: existen aplicaciones para adolescentes que les permiten gestionar ingresos, gastos y ahorros de forma visual e intuitiva. Usar el móvil —algo ya natural para ellos— convierte el seguimiento del presupuesto en un hábito más cotidiano y accesible.
  • Juego del sobre virtual: dividid la paga en categorías (ahorro, ocio, imprevistos, regalos…) usando sobres físicos o una app. Cada sobre tiene un límite. Si se gastan el de “ocio”, toca esperar al próximo mes. Es un clásico adaptado a su realidad.
  • Aprender con errores reales: si gastan toda la paga en la primera semana, no los rescates. Dejar que experimenten las consecuencias de sus decisiones es una de las mejores formas de aprendizaje financiero.

Cómo enseñar conceptos financieros más avanzados de forma fácil

Una vez dominan lo básico, es momento de subir el nivel poco a poco. Siempre adaptando el discurso a su edad y nivel de madurez, claro.

¿Qué es la inversión? Aprendiendo que el dinero puede trabajar para ti

Muchos adolescentes sueñan con ganar mucho dinero, pero no saben que invertir es una manera inteligente de hacerlo crecer. No hace falta que sepan de bolsa o criptomonedas, pero sí que entiendan algunos conceptos clave. De momento, te dejamos algunas ideas básicas para introducir. Si quieres aprender más sobre cómo funciona la inversión y cómo dar los primeros pasos, te encontrarás todo lo que necesitas en Inversión para principiantes.

Interés compuesto 

Explícalo con ejemplos sencillos: el dinero genera intereses, y esos intereses, a su vez, generan más dinero. Cuanto antes empiecen a ahorrar e invertir, mayor será el crecimiento con el paso del tiempo.

Diferencia entre invertir y especular

También es importante que diferencien entre invertir y especular. Invertir es hacerlo con cabeza y a largo plazo, mientras que especular es arriesgar para ganar rápido, pero con muchas posibilidades de perder.

Simuladores o juegos

Para que se familiaricen con el mundo financiero sin riesgos, puedes proponerles jugar a simuladores o apps educativas que les permitan experimentar cómo se mueve el dinero. Desde invertir en bolsa ficticia hasta gestionar un presupuesto mensual virtual, estas herramientas enseñan jugando y sin arriesgar ni un euro real. Te dejamos algunas ideas:

  • Simuladores de inversión: plataformas como La Bolsa Virtual permiten simular operaciones bursátiles en tiempo real con dinero ficticio, ideal para comprender cómo funcionan los mercados sin poner en juego su bolsillo.
  • Juegos educativos: recursos como Kahoot! (con quizzes de educación financiera) o el portal Finanzas para todos del Banco de España y la CNMV ofrecen materiales didácticos y juegos sobre ahorro, gasto o inversión.
  • Apps neutras para practicar presupuestos: existen apps pensadas para jóvenes y enfocadas en la educación, no en vender productos financieros, como Goin O incluso plantillas de presupuesto de Google Sheets adaptadas a adolescentes.

¿Qué es la deuda y cómo puede jugar a tu favor o en tu contra?

La deuda no siempre es mala, pero hay que saber gestionarla. En este punto puedes enseñarles:

Diferencia entre deuda buena y deuda mala

Explícaselo así: endeudarse para pagar una formación, un curso o incluso una herramienta que les sirva para generar ingresos (como un ordenador para editar vídeo si quieren dedicarse a ello), puede ser una inversión. En ese caso, el dinero prestado tiene un propósito y puede traer beneficios a medio o largo plazo. Esa es una deuda buena.

En cambio, financiar unas zapatillas caras, un móvil de última gama o incluso unas vacaciones que no pueden pagar ahora, es una deuda mala: estos productos pierden valor enseguida, no generan ningún retorno y al final terminan costando más por los intereses.

Una forma práctica de que interioricen esta diferencia es proponerles esta dinámica: haz una lista con cosas que ellos mismos quieran comprar y pregúntales si creen que son inversiones o caprichos. Si el producto no les va a aportar nada más allá de la satisfacción inmediata, lo más probable es que sea una deuda mala.

Ayúdales a ver que el problema no es endeudarse, sino hacerlo sin pensar en el impacto a futuro. El objetivo es que aprendan a usar el dinero (y el crédito) como una herramienta que juega a su favor, no en su contra.

Si notas que muestran curiosidad por entender no solo cómo manejar su dinero, sino cómo funciona la economía global, puedes dar un paso más. Libros como “Economía para el 99% de la población” de Ha-Joon Chang son una excelente puerta de entrada. Aunque algo más denso, está pensado para lectores jóvenes con inquietudes críticas y ganas de comprender cómo el sistema financiero afecta sus decisiones y su día a día. Ideal para despertar pensamiento crítico y ampliar la mirada más allá del ahorro o el presupuesto.

El coste del crédito: que vean el TAE con sus propios ojos

Hablar de crédito no tiene por qué ser complicado. Puedes empezar explicándoles que cuando piden dinero prestado (por ejemplo, con una tarjeta de crédito), no están usando “su” dinero, sino el de otra entidad que les cobra por ello.

Para que entiendan cómo funciona el TAE (Tasa Anual Equivalente) y los intereses, puedes usar un ejemplo práctico:

El coste del crédito

“Si pides 100 € prestados y no los devuelves a tiempo, no solo tendrás que devolver los 100 €. Dependiendo del interés (por ejemplo, un 20 % TAE), podrías acabar pagando 120 € o más. Eso es el coste del crédito.”

Otra forma sencilla de enseñarlo es hacer una mini simulación con papel y boli:

  1. Escríbele un “préstamo” de 10 € ficticios.
  2. Aplica un 10 % de interés cada mes.
  3. Que vea cómo en tres meses esa deuda crece a 11 €, luego 12,1 €, y así sucesivamente. Eso le hará visualizar el efecto de los intereses compuestos… incluso cuando juegan en tu contra.

Cómo evitar el sobreendeudamiento con una regla fácil y visual

Aquí el objetivo no es solo que entiendan el concepto, sino que sepan cómo aplicarlo en su vida real. La regla del 30 % es muy útil. Puedes enseñarles a no destinar más del 30 % de sus ingresos a pagar deudas o compromisos financieros. Esta es una regla básica de equilibrio financiero que puede ayudarles a tomar decisiones más responsables.

Para hacer esta idea más visual y fácil de entender, puedes usar estos métodos:

  • Método del semáforo: divide una hoja o plantilla en tres colores:
    • Verde: gastos esenciales (comida, transporte, ahorro)
    • Amarillo: ocio, extras
    • Rojo: deudas o pagos recurrentes

Explícales que lo ideal es que la parte roja (deudas) nunca supere el 30 % de sus ingresos. Puedes usar su paga o ingresos de un trabajo de verano como ejemplo práctico. Así verán con claridad en qué categoría están destinando más dinero.

Ejercicio del presupuesto invertido: dales un caso ficticio de un adolescente que dedica más del 50 % de su paga a deudas. Pídeles que lo “rescaten” reorganizando su presupuesto para volver al equilibrio. Es una forma activa de interiorizar la idea.

Finanzas digitales: la nueva alfabetización económica

Vivimos en un mundo donde el dinero físico está en retirada. Los adolescentes deben comprender las finanzas digitales, los pagos online y, por supuesto, los riesgos asociados.

Paga con el móvil, pero con cabeza

Para ellos, pagar con el móvil es tan natural como mandar un mensaje. Pero es importante que comprendan que:

  • Cada pago es dinero real que sale de una cuenta.
  • Hay que tener control sobre las suscripciones automáticas y los micropagos en juegos.
  • Deben revisar periódicamente los movimientos bancarios.

Cómo protegerse de estafas y fraudes online

Enseñar finanzas también es enseñar ciberseguridad. A los jóvenes se les debe enseñar que gestionar su dinero también implica protegerlo en el entorno digital. Es fundamental poner énfasis en la importancia de la seguridad online, desde reconocer intentos de fraude hasta adoptar hábitos seguros al comprar por internet.

  • No compartir tu PIN o contraseñas bancarias.
  • Desconfiar de chollos increíbles o emails sospechosos.
  • Usar tarjetas prepago para compras online si no tienes experiencia.

El papel de los padres: sé el mejor ejemplo financiero

Los adolescentes aprenden por observación. Si en casa nunca se habla de dinero o se vive con estrés financiero, eso también les afecta. Por eso, más allá de las explicaciones teóricas, tu comportamiento como adulto se convierte en una herramienta educativa poderosa.

  • Habla con naturalidad: incluye al adolescente en conversaciones cotidianas sobre dinero: cuándo se compara precios, se hace un presupuesto mensual o se toma una decisión de gasto. No hace falta hablar de cifras exactas, pero sí del razonamiento detrás.
  • Hazles partícipes: pídeles que participen en la compra semanal, que preparen un presupuesto para unas vacaciones o que revisen con vosotros un recibo. Estas pequeñas tareas construyen hábitos financieros sin necesidad de dar lecciones formales.
  • Comparte experiencias: cuéntales algún error financiero que cometiste y qué aprendiste de él. Mostrar vulnerabilidad no resta autoridad, la refuerza.
  • Crea rutinas familiares: por ejemplo, una vez al mes podéis revisar juntos los gastos del hogar o buscar maneras de ahorrar en alguna categoría. Convertirlo en un momento conjunto ayuda a normalizar la gestión del dinero.

Preguntas frecuentes sobre cómo enseñar finanzas a los adolescentes

  • ¿A qué edad es bueno empezar?

No hay una edad concreta, pero desde los 12 años ya pueden empezar a comprender completamente conceptos básicos y complejos. Sin embargo, lo importante es adaptar el contenido a su madurez.

  • ¿Y si mi hijo/a no se interesa por el dinero?

Paciencia. Busca vincular el aprendizaje financiero a algo que le motive: ¿quiere un móvil nuevo? ¿Un videojuego? Pues que calcule cuánto necesita, cuánto puede ahorrar y en cuánto tiempo.

  • ¿Es buena idea darles una paga?

Sí, siempre que vaya acompañada de normas y responsabilidad. La paga es la primera experiencia real de gestión financiera para un adolescente.

Enseñar finanzas a los adolescentes es una necesidad en un mundo cada vez más digital, rápido y exigente con el dinero. Con unas pocas pautas, un lenguaje cercano y algunos recursos prácticos, puedes prepararles para que tomen decisiones económicas responsables desde jóvenes. No hace falta que se conviertan en expertos. Lo importante es que crezcan con una relación sana con el dinero y la seguridad de que ellos lo controlan… ¡y no al revés!