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Cómo preparar la jubilación más allá de la pensión en 2024

Finanzas
12min.
Pareja viendo como preparar su jubilación

Todos queremos disfrutar al máximo una vez que dejemos de trabajar. Sin embargo, al hablar de cómo vamos a costearlo, las opciones de la gran mayoría de la población se reducen a la pensión del Estado. Teniendo en cuenta que cada vez llegamos mejor a la jubilación, ¿va a ser suficiente dinero para hacer todo aquello que queremos? Anticípate al futuro y descubre cómo preparar la jubilación más allá de la pensión pública.

Todos queremos disfrutar al máximo una vez que dejemos de trabajar. Sin embargo, al hablar de cómo vamos a costearlo, las opciones de la gran mayoría de la población se reducen a la pensión del Estado. Teniendo en cuenta que cada vez llegamos mejor a la jubilación, ¿va a ser suficiente dinero para hacer todo aquello que queremos? Anticípate al futuro y descubre cómo preparar la jubilación más allá de la pensión pública.

Cada vez vivimos más. El constante aumento en la esperanza de vida de la población nos obliga a pensar en qué queremos hacer una vez nos jubilemos y, sobre todo, cómo vamos a mantener nuestra calidad de vida una vez haya finalizado nuestra época de trabajar y dispongamos de todo nuestro tiempo libre. Y es que, a la hora de calcular el dinero para la jubilación, no solo debemos tener en cuenta gastos básicos, sino también cómo llevaremos a cabo compras importantes durante esta época de nuestra vida como viajes, un coche nuevo o simplemente cambiar un electrodoméstico. Veámos cómo afrontar el futuro con la mayor tranquilidad posible.

Por qué es importante que empieces a preparar tu jubilación más allá de la pensión

Sin paños calientes: cuando se diseñó el sistema de pensiones, hace décadas, la esperanza de vida estaba alrededor de los 77 años. Con una jubilación marcada en los 65, eso suponía unos 12 años de pensión pública por parte del Estado. Las cuentas cuadraban. Pero, con el paso de los tiempos, nos dio por vivir más. En la actualidad, la media de edad española está en 87 en el caso de las mujeres y casi 82 en los hombres. Vale, ahora la edad de jubilación está en los 67, pero aún y con eso son un mínimo de 15 años de pensión pública. Las cuentas ya no cuadran tanto.

A esto hay que sumarle la inflación, que hace que todo sea más caro y, por tanto, el dinero destinado a pensiones deba ser cada vez mayor, sin olvidar los grandes imprevistos que pueden complicar una jubilación. Con este escenario y siendo la segunda población más longeva del mundo, cabe esperar que las pensiones no sean suficientes para la gran mayoría de las personas en un futuro. Y es que, recordemos, la idea de jubilarse es disfrutar -al menos un poco- de la vida y no tener que estar preocupándonos por cómo llegar a fin de mes.

Cómo empezar a preparar tu jubilación: los planes de pensiones

A todo el mundo le suena, pero solo un 20 % lo tiene. ¿Qué es? Efectivamente, los planes de pensiones. Suenan aburridos y, sobre el papel, no parecen de lo más apetecible, es verdad, pero bien jugados pueden ser una importante baza para la tranquilidad financiera del mañana. Repasemos rápidamente cómo funcionan, pros y contras.

Cómo funciona un plan de pensiones

Un plan de pensiones funciona básicamente como una hucha, aunque con algún pero. El primero es que no la podemos romper cuando queramos. Salvo en contadas excepciones (como fallecimiento, incapacidad, dependencia, enfermedad grave o paro de larga duración), solo podremos disfrutar del dinero ahorrado una vez nos jubilemos.

Llegados a esa edad, lo normal es que vayamos recibiendo pagos mensuales de una pequeña cantidad del ahorro total. Se puede disponer de todo de golpe, pero eso también acarreará un golpe a los beneficios por parte de Hacienda.

Tampoco es una hucha en la que podamos poner lo que queramos. No tienen aportación mínima, pero sí tienen un aporte máximo anual. Esta cantidad hace unos años era más jugosa, pero en la actualidad solo podemos ahorrar 1.500 € al año en un plan de pensiones individual.

Qué tipos de planes de pensiones hay

Aunque existen diferentes modalidades en función de cómo los contratamos o la cantidad total que deseemos aportar, podemos diferenciar 3 grandes tipos de planes de pensiones: de renta fija, variable y mixta.

Para no andarnos con tecnicismos, un plan de pensiones de renta fija va invirtiendo el dinero en opciones seguras como deuda pública. Así, pasado el tiempo, nos aseguraremos que nuestro dinero haya ido creciendo lento, pero seguro. Los planes de pensiones a renta variable son la otra cara de la moneda. Estos apuestan por otro tipo de valores como acciones cotizadas que si bien pueden generar un mayor beneficio, también tienen más riesgo de pérdida y que, por tanto, al jubilarnos, el dinero del que dispongamos sea menos del que en realidad hemos ahorrado. La última opción, y como su nombre indica, mezcla ambas opciones. Un porcentaje se dedica a inversiones más seguras mientras que el otro busca un mayor retorno con opciones más atrevidas. Cabe destacar que todas las opciones tienen intermedios, por lo que puedes encontrar planes de pensiones de renta variable más o menos agresivos o mixtos que apuestan más o menos por la seguridad.

Cuándo es el mejor momento para empezar a preparar un plan de pensiones

Da igual cuándo o qué edad leas esto, la respuesta es “ahora”, ya que cada vez tienen menos ventajas fiscales, así que aprovecha ahora o…

Además, el límite anual de 1.500 € nos obliga a empezar cuanto antes para tener el máximo dinero posible cada mes. La gran mayoría funcionan con inversiones a largo plazo, por lo que cuánto más tiempo les demos, mejor que mejor. Para que nos entendamos, te mostramos un ejemplo teórico muy muy básico, pero que puede servirte de referencia:

En números:

Plan de pensiones:

1.500 € anuales de los 50 a los 67 años = 25.500 €
25.500 € con un interés fijo de 0,85 % = 25.717 €

Cobro mensual extra del plan de pensiones:

25.717 € / 204 pagas (17 años de jubilación) = 126 € al mes

¿Desarrollas tu actividad profesional como figura autónoma o tienes una empresa? Como sabrás, debido a las cotizaciones y aportaciones que realices, es probable que tu pensión pública sea baja. Para combatir esto existen planes de pensiones empresariales que permiten hacer aportes anuales máximos de hasta 4.500 €.

💡 Tip financiero:

Las prisas no son buenas. En finanzas, el factor riesgo tiende a diluirse con el tiempo, por lo que las opciones más agresivas suelen dar mejores resultados a largo plazo.

💡 Tip financiero II:

Aunque no puedes tocar el dinero antes de tu jubilación sí que puedes cancelar el plan y cambiarlo por otro con otras condiciones, todo es hablar con tu entidad.

Como ves, hay opciones para todos los gustos para que empieces a preparar tu jubilación de la forma que mejor se adapte a ti.

Cómo exprimir al máximo tu plan de pensiones

¿Ya cuentas con tu plan o tienes pensado empezar a hacer uno? Existen algunos truquitos que te pueden permitir maximizar el ahorro.

Uno de los mejores nos lo cuentan los expertos de Abante Asesores, que destacan que si aportamos el límite de 1.500 € anuales durante 17 años con un tipo marginal del 47 %, Hacienda debería devolvernos por ello unos 705 € cada año (aunque ojo, apunte nuestro: dependiendo de la Declaración, puede que no los percibas si no te fijas bien, especialmente si el resultado global sale a pagar). Si destinamos este dinero en reinvertirlo, año tras año, en una cartera de fondos de inversión podemos sacar un extra interesante para nuestra jubilación.

En números:

Plan de pensiones: 1.500 € anuales de los 50 a los 67 años = 25.500 €
Plan de pensiones + Reinversión de los 708 € de la Declaración durante 17 años = 40.980 €

Otras soluciones para preparar tu jubilación más allá de la pensión pública

En ViveMásVidas ya te hemos hablado de las 7 mejores opciones a los planes de pensiones, así que para no repetirnos y teniendo en cuenta que (según el INE y Eurostat) el 77 % de los españoles tiene, al menos, una vivienda en propiedad, no está de más recordar que existen diferentes opciones inmobiliarias que nos pueden ofrecer un más que interesante extra de liquidez durante la jubilación. Las repasamos brevemente por si es tu caso (o puedes heredar alguna en algún momento determinado).

Soluciones para preparar tu jubilación

La nuda propiedad

La nuda propiedad es un derecho de propiedad de una persona de un bien como, por ejemplo, una vivienda, aunque la disfrute otra persona (es decir, un usufructuario). Puede usarse, por ejemplo, en una herencia, donde se cede la nuda propiedad de un piso a un hijo pero se reserva el derecho de usufructo vitalicio para el cónyuge del fallecido/a. El caso es que en los últimos tiempos, esta opción se ha puesto de moda entre ciertos jubilados como una fuente de ingresos extra.

Especialmente utilizada entre aquellos que no tienen descendencia, esta fórmula permite vender la nuda propiedad de su casa a un tercero y continuar disfrutándola hasta el final de sus días. El nuevo propietario, por tanto, pasará a hacerse cargo de los costes de comunidad, impuestos e hipoteca, si aún la hubiera…aunque hay varios puntos a tener en cuenta antes de elegir esta opción. El primer factor es la esperanza de vida. Cuantos más años nos queden por delante, menor será el precio de venta, por lo que si lo hacemos pronto puede suponer un mal negocio para nosotros. Contar con una hipoteca tampoco ayuda, claro. Otro punto a considerar es que el nudo propietario tiene derecho a vender o hipotecar la nuda propiedad, así como realizar reformas. Y aunque a efectos prácticos no pueden echarnos de casa, sin duda son factores a tener en cuenta al elegir no solo el momento, sino también a quién realizamos la venta.

La hipoteca inversa

El funcionamiento de la hipoteca inversa es sencillo: se calcula el valor de tu vivienda y se distribuye en mensualidades que la entidad te paga para adquirir tu vivienda mientras la sigues disfrutando.

¿Qué hay que saber de la hipoteca inversa? Es un producto financiero destinado a jubilados, por lo que hay que tener un mínimo de entre 65 y 70 años para contratarla. Puede solicitarse en pareja (por ejemplo, un matrimonio) para que ambos reciban un cobro. Es mejor si se trata de nuestra vivienda principal, ya que así nos ahorraremos ciertos impuestos y, por último, para llevarla a cabo es necesario que el inmueble no cuente con ningún tipo de hipoteca o préstamo asociado. Con esto claro, solo queda fijar la cantidad de los pagos, que se determina en función del valor de la vivienda y la esperanza de vida estadística. Como ves, de nuevo es necesario hacer algún numerito para ver si es lo que necesitamos o si, por el contrario, debemos seguir estudiando otras opciones.

El alquiler inverso

También conocido como alquiler vitalicio, esta opción es muy recomendable en casos de dependencia o asistencia. Funciona del siguiente modo: el propietario acude a una empresa que pone en alquiler su vivienda. El propietario, a cambio, mantiene el inmueble en propiedad y recibe pagos periódicos que le ayuden a costear opciones como residencias o asistencia.

El alquiler inverso cuenta, además de ciertas ventajas fiscales, con la posibilidad de cobrar desde el primer día y llegar a aumentar la cantidad si su situación personal así lo requiere. En caso de defunción, la propiedad pasaría a sus herederos, pero la empresa cuenta con periodos para recuperar su inversión e intereses. El bienestar de los propietarios (en forma de cobros) está protegido mediante seguros, por lo que es toda una garantía en casos de necesidad.

La venta de una vivienda

Aunque pueda parecer la más obvia, la hemos dejado en último lugar por dos motivos. El principal es que si solo disponemos de una vivienda en propiedad no tiene sentido venderla para irnos a vivir de alquiler (especialmente teniendo en cuenta como estos crecen año tras año). Puede ser una buena opción si contamos con varias viviendas o nos planteamos otras opciones residenciales como comunidades o compartir otra vivienda con familiares o amigos, pero debemos tener algo muy presente: vender una vivienda significa tributar por la plusvalía de la vivienda. Así que si contemplamos esta opción es importante calcular antes el pellizco que va a dar Hacienda sobre los beneficios de la venta y evaluar si realmente nos compensa.

Seóra firmando la venta de su vivienda

¿Cómo calcular la plusvalía municipal? Lo primero es restar al valor de venta del inmueble el valor de adquisición (vamos, lo que te costó en su día o esté fijado en el impuesto de sucesiones). El valor que obtengas deberás multiplicarlo por el % del valor del terreno en el catastro municipal.

Un último tema importante al preparar tu jubilación: ¿pagos directos o rentas vitalicias?

Planes de pensiones, hipotecas inversas… ¿Por qué todas se dividen en mensualidades en lugar de disfrutar de todo el dinero de golpe? Aunque lo cierto es que muchas ofrecen esa posibilidad, debes saber que no te conviene. Primero, las rentas vitalicias permiten administrarse mejor y, por el otro lado, la ley favorece que todo el ahorro que tienes acumulado en la jubilación lo recuperes de esta forma.

Por si no sabes exactamente cómo van, te hacemos un breve resumen. Las rentas vitalicias funcionan mediante una empresa financiera, que pasa a administrar todos estos productos financieros destinados a la jubilación. Esta, además de realizar los pagos de manera periódica (normalmente cada mes), se encarga de maximizar el capital ahorrado, tratando de generar algún beneficio extra con lo que todavía no has cobrado.

Si cuentas con este tipo de productos financieros y quieres asegurarte la mejor manera de gestionarlos, siempre puedes consultar a un asesor fiscal para que te oriente en tu caso en concreto.

Aprende más para preparar tu jubilación y disfrutar de la mayor tranquilidad financiera

En ViveMásVidas cuentas con un montón de información útil, trucos y consejos para gestionar tu dinero, especialmente para preparar tu jubilación. Todo sobre las pensiones y los diferentes tipos a los que puedes optar, hayas o no cotizado, consejos de inversión y mucho más.